Huella y presencia (tomo III)

DR.JORGE LAS HERAS En nuestro país los primeros pasos en la acreditación de Facultades de Medicina se dieron a comienzos de la década del noventa. Sin embargo, sólo en septiembre de 1998 se firmó un convenio entre ASOFAMECH y el Consejo Superior de Educación (CSE) que dio comienzo al proceso de acre- ditación. Desde entonces tres Facultades de Medicina (de la Frontera, Valparaíso y la Universidad de Chile), lo han finalizado en su totalidad. Las restantes se encuentran en la etapa de autoevaluación. En el campo educativo chileno, una tendencia creciente es la indiscriminada proliferación de entidades formadoras de recursos huma- nos; otra es la brecha en el acceso a los programas de educación continua y permanente. Estos aspectos hacen necesario valorar la pertinencia y rele- vancia social de los procesos educativos que se desarrollan frente a los pro- blemas de la práctica en salud, que afectan por ende las condiciones de trabajo, las relaciones laborales y los espacios donde se realiza la forma- ción. Por su parte, el quehacer médico experimenta cambios profundos, en- tre los cuales se destacan: O la incorporación acelerada y masiva de nuevas tecnologías que han acentuado el proceso de especialización médica, O su privatización creciente, O los cambios demográficos y epidemiológicos, O cambios en los roles profesionales, O incorporación de nuevas profesiones al equipo de salud, O inclusión de nuevas políticas en el sector, y O la nueva realidad neoliberal del mercado. Sin lugar a duda, la formación del médico depende directamente de la calidad de los sistemas de salud donde los estudiantes realizan sus prácticas clínicas. De ahí la necesidad de mantener criterios de calidad de la atención en salud, tanto en la esfera pública como en la privada, toda vez que una ten- dencia fuertemente impulsada es la enseñanza en salud basada en la evi- dencia científica, la cual se apoya en avances de la biotecnología y en la base de conocimientos, destrezas y desarrollo profesional y técnico del per- sonal vinculado al área. Por otro lado, la mejoría de la calidad de los servicios de salud requiere que se conjuguen instrumentos y estrategias que propendan intervencio- nes de carácter más integral, lo que incluye la implementación de progra- mas destinados a la acreditación de servicios de salud, programas que con- sideren los niveles de atención y escalones de complejidad de cada una de las instalaciones de salud que integran la red de servicios, en los ámbitos público y privado. La sociedad exige cada vez más que las entidades formadoras de recur- 15

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