Huella y presencia (tomo III)

DR. EDUARDO R QJAS tes en la Universidad de Chicago. Me gradué allí en mayo de 1964. En 1965 fui invitado por e l NIH para armar un laboratorio de elecu·ofisiología completo para estudiar la conducción del impulso nervio- so en los axones gigantes de la costa chilena. Este laboratorio permaneció en la Estación de Biología Marina en Montemar por dos años consecuúvos. Trabaj aron allí la Profesora M. Canessa y su estudiante de bioquímica Prof. Cecilia Hidalgo, estudiando la regulación del calcio intracelula r en las fibras nerviosas gigantes, tema que ella reconoce aún es su pasión. Ese mismo año se cerraron las puertas de la Estación de Biología Marina en Montemar y debimos transportar nuestros equipos de vuelta a Santiago, incluyendo to- dos los equipos donados por NIH. Eugenio González, en ese entonces Rector de la Universidad de Chile, dio su apoyo a una solicitud presentada por un grupo de investigadores de la Universidad de Chile en el senúdo de crear un centro de estudios avanza- dos de Bioquímica y Fisiología, con instalaciones de laborato rios y aloja- miento, todo en la costa de la zona central de Chile. Como resultado de esta iniciativa, la Universidad compró una casa vieja y la transformó en lo que fuera e l Laboratorio de Fisiología Celular. Durante más de 25 años de vida sucedieron varias calamidades, como por ejemplo, el maremoto del año 1960 que destruyó la planta baja del laboratorio y el terremoto del año 1970 des- truyó los laboratorios de la planta alta. Gracias a los fondos de funciona- miento entregados por el Departamento de Biología de la Facultad de Cien- cias y gracias al trabajo personal de algunos investigadores (combinando la albañile r ía con la experimentación) fue posible reparar los laboratorios de la planta baja. En el Laboratorio de Fisiología celular completaron sus programas de Licenciatura numerosos alumnos y alumnas de distintas Facultades. Entre ellos Simón Litvak, Ramón Latorre, Yedy Israel, y muchos otros. En efecto, una vez habilitado el nuevo laboratorio, numerosos investiga- dores de Chile y de otros países vinieron a Montemar para trabajar en el nuevo Laboratorio de Fisiología Celular de la Facultad de Ciencias. Estos contactos a nivel internaciona l, permitieron que nuestros discípulos obtu- vieran becas de perfeccionamiento de postgrado. Después del verano 1965 la Profesora Cecilia Hidalgo fue invitada por el J efe del Laboratorio de Genéúca, Howard Nash, Ph.D. de l NIH. Lo mismo sucede con el Profesor Ramón Latorre que fue invitado, por el Profesor Herald Lecar, para hacer un postgrado en el Laboratorio de Biofísica de l NIH. El Profesor Herold Lecar es Profesor en la Universidad de Berkeley, El año 1967 la Profesora Mitzy Canesa Fische r y yo presentamos y gana- mos,un Proyecto para estudiar e n Chile el transporte de sodio libre a través del axolema y que fue aceptado por e l NIH con una duración de tres años. El año 1968 recibí el galardón académico de la Universidad de Cambridge: Sir Winston Churchil Overseas Profesor. La experiencia del año en la Uni- versidad de Cambridge, es difícil de superar. El centro progenitor de las 129

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=