Huella y presencia (tomo III)

HUELIA Y l'R~~~ENCIA 111 fundamental que cumplen en el proceso de socialización de los futuros pro- fesionales que entregan al país. Es por ello que la mayoría de los académicos que en ellas laboramos nos hemos esforzado por convertirnos en agentes mediadores del conocimiento de los alumnos y reconstruir a la vez, nuestro propio conocimiento a la luz de las nuevas tendencias pedagógicas. Prueba de ello es el creciente número de académicos que se perfecciona en docen- cia universitaria y la relevancia que está alcanzando la investigación en edu- cación en ciencias de la salud. Día a día en cada una de las múltiples asigna- turas que se entretejen en los planes de estudio de las ocho carreras, innu- merables docentes proponen , revisan, formulan y ponen en pr,íctica nuevas metodologías que ofrecen a los alumnos maneras más atractivas de acercar- se a la realidad que cada una ostenta. La mayoría de las veces este es un trabajo silencioso, paciente, que empeña muchas horas y que no siempre se valora en su justa medida, pues el producto sólo es posible al largo plazo, cuando cada profesional se inserta en el mercado laboral e impacta la socie- dad con su quehacer, plasmando la misión de su escuela de origen. En la actualidad, nuestros propósitos se orientan no sólo a que los alum- nos y alumnas aprendan teorías, desarrollen habilidades y destrezas como consecuencia de la trasmisión e intercambio de ideas formuladas en los currículos oficiales y explícitos; sino que se ha ido forjando en la conciencia que los alumnos aprenden también a partir de las interacciones sociales de toda índole que tienen lugar en el ámbito educacional. Al revisar la misión de cada una de las escuelas, así como los perfiles profesionales que se han planteado, se hace evidente que la dimensión formadora de ellas se encamina por objetivos que trascienden los conoci- mientos que se trasmiten. De esta manera planteamientos como: "desarro- llar una actitud ética acorde a los valores sociales; evidenciar espíritu de servicio y compromiso social; demostrar creatividad y capacidad de gestión" son, entre otros, objetivos que sobrepasan la temática específica de cada carrera y que se aprenden en una multiplicidad de escenarios que no son simplemente la sala de clases. Se advierte, por lo tanto, la preocupación por favorecer un desarrollo integral de nuestros jóvenes alumnos, que no se atenga al aprendizaje aca- démico para pasar los exámenes y probablemente o lvidar después, sino que se distingue el afán por provocar en el alumnado cambios en la forma de ser, pensar y actuar, los que serán tanto más válidos cuanto más intenso sea el isomorfismo o similitud entre la vida social de los espacios educacionales y las relaciones sociales en el mundo del trabajo o en la vida pública. No hay duda que lo anterior significa una reorientación en la formación de pregrado que refleja mayor madurez en los diseños curriculares y por ende entender la enseñanza como transmisión de contenidos, entrenamiento de habilidades, pero también como transmisión cultural, fomento del desa- rrollo natural y reconstrucción del conocimiento. Transformar la enseñanza es la tarea cotidiana de las Escuelas de la Sa- 124

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