Huella y presencia (tomo III)

HUELLA Y l'Rl'.SENC:IA 111 te labor que cumplen en lo que respecta a educación alimentaria y la rela- ción entre la ingesta de alimentos y las enfermedades asociadas. En el año 1939 se constituye la primera Escuela de nutrición del país. En la década del cincuenta existía ya un equipo de salud responsable del cuidado de la población, ejerciendo un trabajo más o menos integrado que propendía, por una parte, a una atención más integral de los enfermos y, por otra, a mejorar la eficiencia de la atención y el aprovechamiento de los recursos. En ese momento se impulsaba en Chile el desarrollo de la rehabi- litación gracias a esfuerzos conjuntos entre el Ministerio de Salud y la Uni- versidad de Chile, suceso que propició, años después, la cr~ción de dos carreras más: Terapia Ocupacional y Fonoaudiología. De este modo en 1963 se creó un curso experimental de Terapia Ocupacional anexo a la Escuela de Tecnología Médica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chi- le y luego de algunos años de análisis de la formación producto de conven- ciones y congresos con profesionales extranjeros, la Universidad decide en 1971 transformar el curso experimental en la carrera de Terapia Ocupacio- nal. Una situación similar ocurrió con la creación de la carrera de Fonoaudiología; ésta también comenzó con un curso experimental en el año 1956, a cargo de profesionales argentinas especialmente contratadas por la Universidad para especializar a un grupo de profesoras normalistas que constituyeron la primera promoción de fonoaudiólogas. Con posterio- ridad, en el año 1972, se abre formalmente la carrera en nuestra Facultad. Un peldaño más se había construido, con ocho biografías y un pasado común que sustenta el propósito esencial que aún les mantiene en una vi- gencia más que nunca indiscutible, pero por cierto del todo perfectible. Más de un siglo de crecimiento envuelve la historia de las Escuelas de Pregrado de la Facultad, una historia que no consta, como toda historia, de sucesos, sino que consta de gente; personas que cimentaron con compromi- so personal, intelectual y emocional amalgamados en uno solo, el ascenso de estas Escuelas. El pequeño universo de ellas está en pleno desarrollo y palpita día a día con una energía inagotable que ha hecho de la enseñanza su motivo más profundo. TRANSFORMAR IA El'-SEÑANZA Las Escuelas de la Salud de la Facultad son el pilar del pregrado y como tales tienen la noble misión de educar en la más amplia dimensión del con- cepto. Si bien es cierto, los alumnos que ingresan a nuestras Escuelas han orientado sus intereses hacia conocimientos específicos en el área de lasa- lud y su principal motivación es convertirse en un profesional capacitado en la excelencia y conocedor de materias específicas, las escuelas que los aco- gen deben responder además a otras dimensiones de la formación que van más allá de la especificidad del objeto de estudio de sus disciplinas. 122

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