Huella y presencia (tomo III)

HUEUA Y PRESENCIA III una reforma curricular que permitió ya en el tercer año de la Carrera que los alumnos tuvieran acceso a las salas, adecuadamente monitorizados y su- pervisados fueran adquiriendo precozmente las destrezas necesarias. Ya en aquel período y después del regreso paulatino de numerosos médi- cos que acudieron a centros médicos foráneos a especializarse, fueron reci- biendo fuerte impulso las especialidades y subespecialidades en clínica, lo que significó un formidable avance en tal sentido, no exento sí de discusión por numerosos académicos de gran valía, nacionales y extranjeros. La especialización y el advenimiento ininterrumpido de avances tecnoló- gicos e instrumentales, fueron rápidamente influyendo y cambiando la rela- ción médico-paciente y ese proceso que nos ha tocado vivir en pleno, no ha estado libre de inconvenientes en tal relación y en el creciente costo de la a tención médica. Por otro lado, es evidente que el progreso técnico en to- dos los campos de la medicina permitió en forma acelerada un diagnóstico más exacto y precoz facilitando, entre otras actividades médicas, la interven- ción precoz y una gran profundidad de la Cirugía en todos los campos. A mayor abundamiento, se suscitó la aparición, desde la tercera década, de los sulfamidados y de los antibióticos en sorprendente progresión, y de los corticoides más tarde, lo que cambió la evolución y la faz de innumera- bles afecciones frecuentes y de alta letalidad, trocando a través del tiempo la estructura de la patología en sala y contribuyendo a aumentar la edad promedio del ciudadano en forma significativa, lo que también ha creado un tipo de pacientes añosos, portadores de una polipatología compleja e intrincada que compromete valios sistemas en forma global. Al efectuar una mirada retrospectiva de aquel período en que prevale- cían locales deficientes e insuficientes y en donde campeaba aún la pobreza de recursos, nos parece digno destacar el espíritu de trabajo, la abnegación, el sacrificio, la solidaridad en la generación de médicos y del personal paramédico que nos correspondiera tratar y conocer en aquel período, y de cuyos valores trascendentes me vanaglorio de haber conocido, convivido y compenetrado. Especial énfasis merece el recuerdo de los denodados esfuerzos de los Maestros de entonces, por e l perfeccionamiento creciente de la historia clí- nica completa y bien documentada de acuerdo con las normas clásicas de la semiología, pilar básico de tal documento. De igual modo es necesa1io recordar los impulsos dados por los profeso- res de Cátedra y los Jefes de Servicio a la visita solemne en las Salas del Servicio, con activa participación de los j efes y de los ayudantes y el desarro- llo de las Reuniones Clínicas, Reuniones Anátomo-Clínicas y las Reuniones Bibliográficas, todo lo cual iba enriqueciendo el caudal de nuestro conoci- miento y creando un espíritu de perfeccionamiento ante una ciencia que ya esbozaba su crecimiento exponencial. Al recordar y evocar tantos hechos y vivencias de aquel período de mi existencia en el Hospital San Francisco de Borja, un lugar preferencial ocu- 106

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