Huella y presencia (tomo II)
Dr. SERGIO PUENTE Bélgica, donde debió vivir de allegada con una familia belga, a pesar de ser la Cónsul de Chile en ese país. Le cantamos canciones del folklore chileno, pero ella sólo recuerda, con cariño, una canción de su infancia: "La Pollita" ... esa canción que empieza así... "Tengo yo...Tengo yo para hacer cría...Una po...una pollita en mi casa..." . Por lo que se alegró mucho cuando tomé la guitarra y se la recordé entera. Al despedirnos le insistimos que viaje a Chile, donde se la quiere con veneración, para que te rmine su poema descriptivo sobre Chile y que no ha podido terminar por falta de datos del huemul, e l maitén y la palma chilena, datos que todos sus visitantes prometen enviarle, pero que nadie cumple. Para qué decir que nos llevamos muy grabada su figura en nuestro recuerdo, como si fuera uno más de nuestros seres queridos. En Italia visitamos Capri, de Axel Munthe, la medieval Siena y... Floren- cia, cuna de la cultura itálica repleta de museos e iglesias. Por e l paso de Brenner (famoso durante la Segunda Guerra Mundial) caímos al pintoresco pueblo de Innsbruck. Fuera de ser un centro de ski europeo y la capital d el Tirol austr íaco, Innsbruck nos encan tó por su belleza. Una villa montañesa de e nsueño, totalmente nevada y sembrada, aquí y allá, de casitas iluminadas como en las películas de Walt Disney. No podíamos creer lo que veíamos, n iños lanzándonos pe lotas de nieve y pequeñas volutas de humo ascendiendo, desde la chimeneas hacia las blancas montañas de los Alpes austríacos Pasamos a Salzburgo, la ciudad de Mozart, por lo que no faltó la ritual visita al Mozarteum, con su monumental órgano. Ya Munich, cuya histórica cervecería nos desilusionó, pues no es el museo que creíamos que sería. Al parecer no les da mucha gracia que haya sido la cuna de origen del nacional- socialismo de Hitler. En Ulm nos impactó la enorme altura de la torre de su catedral, erigida por los artesanos del Medioevo desafiando las alturas y los vientos. Y todo ello por su enorme religiosidad, una mane ra que tenía el hombre medieval de homar a Dios, sin pensar en la p aga. Pero, aunque la he rmosura de sus c iudades aún se consen 1 aba, en todas estas ciudades alemanas y austríacas, estaba patente aún la reciente Guerra Mundial, con barrios enteros en ruinas y los fi erros de sus paredes al aire, como muñones desgarrados pidiendo piedad. Y, si desde nuestro Chile lejano algún día nos alegramos con los bombardeos de los aliados ahora, con las pruebas a la vista, nos sobrecogíamos con el solo pensamiento de las víctimas inocentes de toda guerra. ¿Por qué tiene que sufrir la población las disputas de sus gobernantes? Si los que mandan son tan patriotas, ¿por qué no van ellos a pelear e n vez de mandar a los hijos de o tros? La pasada por Alemania sign ificó "la fi ebre de las cámaras fotográficas ". En esa época ( 1952) todavía los turistas respetaban las reglas del comercio. Es decir, en España se compran las gui tarras, en Suiza los relojes, en Holanda los quesos, e n Alemania las cámaras fotográficas e instrumentos musicales. Italia 103
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