Huella y presencia (tomo II)
HUELLA YPRESENCIA JI das, en la creación de la Escuela de Farmacia, la Escuela de Medicina y la Escuela de Obstetricia y Matronas, en el bienio 1833-1834. Todo acto humano respalda su ejecución, generalmente, en múltiples razones. Para la fundación de la Escuela hubo otras diversas motivaciones y, la mayoría, como las ya indicadas, de tan amplios y trascendentes alcances que, no por haber sido ineficaz su tratamiento, se reiteran hoy día como problemas substanciales en el manejo de la enfermedad y la provisión de la salud para la sociedad. Como es sabido, la formación de médicos --en la época precedente a la independencia en el país-, no tenía una organización sistemática. La mayo- ría de ellos venía del exterior, siendo la más próxima fragua de profesionales Lima, como instalación d e la cultura y del avance intelectual en el sudoeste americano. No obstante, la migración se asentaba especialmente en repre- sentantes del viejo continente que, por ventura o aventura, habíaJt traído sus saberes a este lejano rincón de los Andes. El organismo que autorizaba a ejercer era el Tribunal del Protomedicato, que disponía exámenes o certifi- cados idóneos de médicos prestigiados que habían alcanzado conocimientos, capacidades y destrezas en ámbitos externos. Lejos de existir consenso entre la menos de una docena de facultativos que constituían el cuerpo médico de la capital del Reyno, en transición a Estado Republicano soberano, la disputa asediaba frente a quienes debían ser los que estudiaran y, luego, ejercieran la medicina, estimándose incluso que por constituir una profesión de bajo nivel debería hacerse accesible, princi- palmente, a sangradores y barberos. Igualmente era materia de discusión cómo alcanzar las competencias; con qué conocimientos de qué materias; bajo qué normas de evaluación, y con cuáles avales de idoneidad. Finalmente se cuestionaba los beneficios y riesgos de tener médicos foráneos, incluyendo el promover su comparecencia y su disponibilidad, tanto para el ejercicio profesional como parn la docencia. Este mismo tema hoy día se llama acreditación y constituye uno de los requerimientos de mayor trascendencia que la Educación Superior debe desarrollar y sobre los cuales las instituciones de enseñanza, científicas, profesionales y legislativas tendrán que irse poniendo de acuerdo para dispo- ner de un sistema acorde con el interés social de garantizar la fe pública en desempeños que tienen que hacer, especialmente, con condiciones de cali- dad de vida y de salud. Nuestra Facultad estájugando un rol importante en la elaboración de un proceso que promueva, programe, lleve a cabo, perfeccione y expanda el control de calidad de las acciones involucradas en la salud humana, especial- mente del ejercicio profesional. Esto supone la evaluación en las tres instan- cias que dan origen a las competencias profesionales, vale decir las institucio- nes formadoras, los programas que se establecen para conseguir los objetivos del adiestramiento y, finalmente, el producto que egresa de tales sistemas de 12
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