Huella y presencia (tomo II)
Dr. SERGIO PUENTE tumbas era algo habitual a fin de proveer de cadáveres frescos a los estudian- tes de Medicina. Mientras fueron cadáveres de negros pobres no pasó nada. Sólo cuando se extendió al robo de cadáveres de blancos se prohibió, en Inglaterra, el trabajo de estos "resurreccionistas" a quienes Cooper tanto defendía. Al comienzo trabajábamos con una disimulada repugnancia y, pese a los guantes de goma, nos lavábamos repeúdamente las manos después de termi- nada la disección. Pero, con el paso del úempo, nos habituamos a esta tarea y comíamos sandwichs con toda despreocupación encima del cadáver. Con el consabido escándalo de nuestra familia cuando les contábamos esta "haza- ñaº... El curso de Biología tenía al sabioJuan Noé como profesor. Era venerado por sus ayudantes y temido por los alumnos. Lo habían traído, unos 33 años antes, desde Italia donde fue discípulo de otro sabio, Bautista Grassi. Sus amplios conocimientos los derramó a raudales en este joven país iniciando varios ramos que aún no se desarrollaban por estos lados: Biología, Embrio- logía, Anatomía Comparada, Parasitología, Histología. Durante esos años había formado a todos los médicos, dentistas, farmacéuticos y veterinarios existentes en el país. Yhabía transformado la Facultad de Medicina y Farma- cia en Facultad de Biología y Ciencias Médicas. Del profesor Noé se contaban muchas anécdotas, algunas de ellas posi- blemente inventadas, como ésa de que los alumnos, cansados de sus arbitra- riedades, lo habrían lanzado a la fuente que adornaba el segundo patio. Otra de ellas era que, cuando estaba relatando acerca de una tribu africana cuyos integrantes masculinos estaban muy bien dotados sexualmen- te, una alumna se pone de pie y se dirige a la puerta, tal vez para ir al baño; lo que provocó la reacción del profesor quien le dijo... "señorita no se apure, el barco para Africa sale el próximo mes...". El profesor Noé, a pesar de sus varios años en Chile, tenía el inconfundi- ble acento italiano. Nos divertíamos cuando nombraba a la Drosophila Mela- nogaster "de ojo colorao...". Por lo que no fue extraño esa vez que, queriendo ayudar a un alumno, le inició una frase para que él la completara... : "al beber de esa sustancia se in... ¡se introduce!, contesta el alumno..." nó si11or, se in ... "¡se inflama!. ..." nó siñor, se in... "¡se inocula! .." ¡nó, siñor! (su ira iba en aumento), se in... "¡se incorpora!.." ¡nó siñor. .. "se invenena..!"...váyase a sembrar papas o a estúdiar leyes...". Esta última era su frase predilecta. Decía que era temid<;> por sus alumnos... Y era cierto pues, fuera de ser muy estricto e n los exámenes, cuando se enojaba con alguien que no supiera, sacaba mal a todos los que seguían en la lista, y no se detenía hasta que se le pasaba el enojo. Era el "filtro" del Primer Año. Por eso, cuando inte rrogó al hijo de un profesor muy amigo de él, y éste no contestó, le cambió la pregunta dos o tres veces. Como sus compañeros notaron ese tratamiento de excepción para con el hijo de su amigo, empezaron a abandonar la sala... Viendo esto, el profesor Noé se enfureció y echó a gritos al examinado diciéndole que "era 89
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