Huella y presencia (tomo II)
HUELLA Y PRESENCIA 11 A todos estos organismos les estoy muy agradecido. Con respecto a las condiciones humanas, ellas dependen en gran parte de los genes y del ambiente humano en que uno se ha desarrollado, y sólo en pequeña parte de la acción personal. Ese ambiente comenzó para mí en el hogar de mis padres. Ya he hablado de mi padre. A mi madre puedo caracterizarla como la mujer fuerte descrita en los últimos versículos del Libro de los Proverbios de la Biblia; tal como lo hicimos sus hijos, nietos y bisnietos al recordarla el día en que se cumplieron 100 años de su nacimiento. Ambos padres y 15 hermanos constituyeron el ambiente formador principal de mi niñez y adolescencia. También he men- cionado a los profesores del colegio; pero debo agregar, como factores de ese ambiente humano, a los compañeros de clases, que constituyeron los prime- ros amigos, cuya amistad se conserva inalterada hasta hoy. El ambiente en la edad adulta comenzó en la Escuela de Medicina y lo constituyhon todos los maestros y todos los compañeros de curso. También ahí nacieron amistades permanentes. He hablado ya de la Escuela de Cruz-Coke. Después, las tres Facultades a que tuve el honor de pertenecer constituyeron, con los colegas y los alumnos, otros ambientes humanos generadores de amistades durade- ras. Por último, pero no el último, el ambiente de mi hogar. María Zelmira, esposa, madre, abuela y bisabuela protectora y amadora, señora de su hogar., ha creadojunto con nuestros hijos un ambiente ejemplar, que al acrecentarse paulatinamente con yernos, nueras, nietos, bisnietos, se viene enriqueciendo. Perdónenme que haya abusado tanto de su paciencia y cansado su atención; pero necesitaba demostrar por qué no siento como dedicado a mí el homenaje que me ha rendido mi Universidad, sino que como merecido por todos aquellos que de alguna manera han influido en aquello que la Comisión que tuvo la responsabilidad de discernir este premio ha juzgado con tanta benevolencia. Quiero terminar diciendo que soy optimista con respecto al desarrollo del cultivo de las ciencias dentro de esta Universidad y en el país; porque habiendo sido testigo de su curso durante más de 60 años, veo una clara trayectoria ascendente, como es natural, con los altibajos propios de todo fenómeno social vivo. Por supuesto que añoro, como muchos, locales universitarios respetados, donde prime el silencio de la meditación o se escuche la voz del raciocinio, donde las divergencias que deben surgir naturalmente, de cualquier carácter que sean, se expresen en diálogos serenos, desprovistos de toda violencia, donde la voz de las paredes hable bellamente de cultura superior. .. ¿Será una utopía? 86
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