Huella y presencia (tomo II)

Or.JORGE Mf\RDONES constituyen los coautores de nuestros trabajos de investigaci ón. En la mcn- <'ión de tres, que me han acompai'iado durante LOda su vida universitaria quiero expresar mis más profundo reconocimie nto a todos e llos. Ladies first. Natividad Segovia-Riquelme , con quienes hemos realizado la gran mayoría de los trabajos acerca de l apetito de alcohol e n ratas, iniciados en e l InstitulO de Educación Física, que constituyen la línea preferente de mis investigaciones. Sergio Lecannelier y Carlos Mu1ioz, que fueron alumnos de mi primer curso ex traordinario de Farmacología Expe rime ntal , y con quie nes hemos trabaja- do juntos desde el año siguiente, sucesivamente e n las tareas de la cátedra, del Instituto y del Departamento de Farmacología. Debo agregar entre los que han permitido que nuestra actividad un iver- sitaria haya merecido tan benévolo calificativo, a todos los Recto res y autori- dades centrales y de Facultad de esta Universidad, que han hecho en todo momento confianza e n mí, como para facilitarme los medios necesarios para realizar la parte experimental ele la docencia y de nuestras investigaciones. Vayan a ellos la expresión ele mis agradecimientos más sinceros. Así mismo, quiero reconocer la importancia de l apoyo que he recibido de d istintos organismos de ayuda a la investigación cien tífica. En pri mer lugar de la Research Corporation de Nueva York que, en mome ntos que recién iniciábamos nuestros trabajos pe rmitieron que Natividad Segovia adqu irie ra en Estados Unidos los conocimie n tos necesarios para utilizar radioisótopos en el estudio del me tabolismo del alcohol, y nos do tara de los equipos necesarios - en ese tiempo, el contador de Geige1·- para que ella realizara los primeros estudios de esta clase en el ·país. Una mención especial merece la Comisión de Investigación Científica de la Facultad de Medicina, la primera que se fundó en la Un iversidad con e l obj eto de prestar ayuda económica a esta actividad, que con tó con la iniciativa y la ayuda financiera de ia Fundación Rockefe ller. Me correspond ió presidir- la. Su filosofía fue ayudar a todo investigador con los medios que fue ra posible. Ella no abría concursos, sino que recibía solicitudes. Nada e ra secreto, y cada solicitud se resolvía previa conve rsación con los inte resados, tanto en relación con su programa, como con respecto a los medi os que podían faci litárseles. A nadie se negó ayuda para realizar lo que podía hacer bien; pero por supuesto no LOdas las ayudas fueron iguales. Después hemos recibido ayuda de CONICYr, cuando recién se fundó; del organ ismo ce ntral dé la Un iversidad para este fin que ha tenido d iversas de nominaciones y siglas, y recientemente .del FONDEC:Yr. Puedo decir que en ningún mome n to he estado de tenido en las investi- gaciones porque me faltaran medios para hace rlo . Ni siquiera en los a ,ios en que no recibí ayuda de FONDEcvr ni de l organismo central de la Unive rsidad, porque nuestros planes no coincidie ro n con e l criwr io de alg ún investigador sec reto a quien se pidió evaluarlos. Tocio investigador con experiencia se ingenia para estudiar el problema que tie ne entre manos, con los medios de que buenamen te puede d ispone r.

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