Huella y presencia (tomo II)
HUELLA YPRESENCIA JI Física a la Facultad de Fisiología y Educación . Como lo expresé ante riormen- te, se habían d esignado profeso res ele ramos básicos ele este Instituto a académicos procedentes de diversos laboratorios de la Facultad de Medicina. Al 1·ealizarse esta incorporación , la Facultad de Educación propuso al Consej o Unive rsitario que este Instituto se declarara en reorganizació n. Se le acusaba ele te ne r una orientació n médica y no pedagógica. El Rector y e l Consejo, después de impo nerse de la verdadera situación existen te, se convencieron que e l darles a los futu ros profesores de Educació n Física una sólida base científica, no significaba una orie ntación médica, sino algo necesario para cua lquie r profesional un iversitario, y no aceptaron esta reorganización . Así el Instituto se incorporó a esa Facultad con todo su cue rpo de profesores. El incendio de la Escuela ele Medicina, ocurrido en diciembre de 1948, me d io una nueva oportunidad de conocer e l aprecio queJuvenal He rnández te nía por los ramos científicos y su preocupación por d esarrolla'rlos. En aquel entonces e l que habla desempeñaba el cargo de Secre tario de la Facultad de Medicina, de modo que e l con tacto con e l Rector para la solució n de todos los problemas que se fue ron presentando para no interrumpir las funciones de esa Escuela, fue casi permane nte. Entonces pude apreciar su interés y decisión de adoptar todas las medidas necesarias para dotar los laboratorios de ramos cie ntíficos, no sólo de lo que ha bían pe rdido, sino que de todo lo que fuera necesario para desarrollar normalmente sus funciones docentes y de investigación. En 1950, cuando el que habla tuvo a su cargo la cartera de Salubridad y Previsión Social, pudo aprovechar una ley económica de excepción para concede r a la Universidad los fondos necesarios para la creación del Instituto de Investigaciones sobre Alcoho lismo, y para pagar ren tas de dedicación exclusiva a algunos académicos de ramos básicos. En esos tiempos se habían establecido algunos organismos con una desacostumbrada superestructura administrativa, siguiendo modelos norteamericanos. Cuando tuve la necesa- r ia conversación con e l Rector He rnández acerca de la organización que convendría dar al Instituto de Investigacion es sobre Alcoholismo, me dijo textualmente: Hagámoslo a la que te criaste. Yasí se hizo y funcionó muy bien, hasta que fue destruido por la llamad a reforma unive1·sitaria d e los años 1968 y siguientes. No quisiera terminar sin se1i alar que mi participación es mínima e n los benevolentes calificativos que la H. Comisió n y el señor Rector han dado a mi trayectoria universitaria y a mis condicion es humanas. Tanto e n la docencia, como en la investigación científica que constituyen los componentes de mi trayectoria unive rsitaria, mi labor ha sido conjunta con las ele nume rosos colaboradores, entendidos en la forma en que antes seña lé, de manera que no podría decir cuánto me corresponde y cuánto es propio de cada uno de ellos. No es posible e n esta oportunidad me ncionarlos uno por uno. Los nombres de muchos de e llos -pero no de todos- están en los prólogos y e n los coautores de los libros que he escrito, así como 84
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