Huella y presencia (tomo II)
Dr.JORGE MARDONES maestro a su discípulo, el cual solamente sabrá hacer lo que aprendió, y su único camino de progreso proviene de un nuevo maestro que le enseñe una nueva habilidad. En cambio, la enseñanza universitaria tiene por objeto formar mentes capaces de resolver problemas que nunca antes se les han presentado; es decir, mentes capaces de progreso per se. ¡Ay de la escuela universitaria que se convierte en artesanal! Y¡Ay del que egresa de la univer- sidad sólo como buen artesano! Por eso, las clases de Cruz-Coke eran sugerentes más que informativas; y se preocupaba más de mostrar cómo se ha llegado a un conocimiento, que de relatar cuál es el conocimiento mismo. Tal vez por eso sus clases no tenían un tema preestablecido. Recuerdo que en una ocasión en que tenía de visita en su clase a una doctora extranjera, en su homenaje, la dedicó a los pigmentos de las mariposas. Algo creo haber aprendido de él en ese sentido. Muchas veces me he preguntado si las pruebas escritas, que han reempla- zado a las interrogaciones orales, no promueven más bien lo artesanal que lo universitario, y si no estará pasando lo mismo con la denominada Prueba de Aptitud Académica. Cuando Cruz-Coke fue elegido profesor,Juvenal Hernández todavía no entraba en escena. Vale la pena recordar el estado en que se encontraba la investigación biológica en el país, cuando él fue elegido Rector. Diversos hechos importantes relacionados con el desarrollo de esta acti- vidad habían ocurrido en el país en esa época. Recién se había fundado en la Universidad de Concepción, la Facultad de Medicina, cuyos estudios se iniciaron con el primer año en 1924. Antes de fundarse esta Universidad, D. Enrique Molina, profesor de Filosofía y Rector del Liceo de Concepción, quien iba a ser el Rector de esa Universidad, hizo un recorrido por Estados Unidos, visitando diversos centros universitarios. Volvió con la convicción de que los profesores de ramos básicos debían ser hombres de ciencia que se dedicaran exclusivamente a la Universidad. Con ese fin se contrataron en Europa profesores para las cátedras de Fisiología, Histología y Anatomía Patológica. El profesor de Fisiología fue Alejandro Lipschütz, investigador letón que había realizado trabajos de interés en fisiología del sistema endo- crino. La Universidad de Concepción era relativamente rica, porque se financiaba con su Lotería; de modo que Lipschütz pudo disponer de un laboratorio con instalaciones suficientes, aunque modestas. Así pronto co- menzó a producir. Con sus colaboradorb constituyeron la Sociedad de Biología de Concepción, también filial de la de París. Por otra parte, uno de los ayudantes de la cátedra de fisiología de nuestra Facultad de Medicina, dirigida por Teodoro Muhm, el Dr. Francisco Hof- mann, decidió dedicarse a la investigación fisiológica, y con ese objeto se trasladó a Alemania para perfeccionar su preparación con esa disciplina. A su vuelta resolvió dedicarse exclusivamente a los trabajos de su laboratorio. Alrededor de Hofmann se creó también un grupo de investigadores, que fue creciendo paulatinamente, y come nzó también a producir trabajos de valor. 81
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