Huella y presencia (tomo II)

H UELLA Y PRESENCIA 11 • La ciencia no es cuestión de fe. No se "cree" que algo ocurre de cierta manera, sino que "se demuestra o no se demuestra" que eso es así. • La ciencia no permite conocer "para qué" ocurre algo, sino "por qué" y " cómo" sucede. • En ciencia no hay nada más barato que las " ideas". Lo que vale es demostrarlas. • Un resultado experimental no publicado es lo mismo que si no se hubiera obtenido. • En el lenguaje científico, nunca sacrifiques la precisión y la claridad a la belleza literaria. • Nunca publiques hechos experimentales de los cuales no estés absoluta- mente seguro. El prestigio de un hombre de ciencia se pierde una sola vez en la vida. Esos deben ser los más importantes, porque son los que me han ven ido ahora a la memoria. En el seno de esta escuela, conocí muy a fondo cuál es el sentido de la colaboración. En un trabajo científico toda etapa es igualmente importante, sea quien sea el que tenga la responsabilidad de llevarla a cabo. Así por ejemplo, es tan importante la labor de los que crean los programas de investigación, que son comúnmente académicos, como los que manejan los animales, preparan las soluciones, etc., que pertenecen comúnmente al personal denominado auxiliar técnico, así como quienes escriben a máquina los originales para la imprenta y los que realizan las gráficas, que pertenecen comúnmente a personal de secretaría. Aprendí también que cuando los componentes de un equipo de trabajo son genuinamente universitarios, no importan para nada las diferencias de sus ideologías políticas. En la escuela de Cruz-Coke estaba representada toda la gama de las ideologías política, de un extremo al otro. Yeso no fue nunca motivo de divergencias para la eficaz colaboración en las investigaciones, así como tampoco fue causa de alteración de los lazos de _amistad que ahí se constituyeron. Por último, y no lo menos importante, aprendí de Cruz-Coke que un hombre de ciencia no puede ser unilateral y sólo dirigir su atención al asunto que le preocupa. Debe ser ante todo un hombre culto . Es una norma antigua, que nació junto con la ciencia experimental: hay que saber algo de todo, y todo de algo. La hora del té, los sábados e n su casa, reunía personas eminen- tes de los más diversos campos de la actividad humana, tanto nacionales, como extranjeros que estuvieran de paso entre nosotros. Es imposible descri- bir lo que esos contactos significan en la formación de la personalidad. Cruz-Coke lo sabía y los fomentaba. En ese mismo orden de ideas, Cruz-Coke insistía en que había que distinguir claramente entre la enseñanza superior universitaria y la enseñanza artesanal. Definía esta última como la transmisión de habilidades de un 80

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