Huella y presencia (tomo II)
HUELLA YPRESENCIA 11 la tecnología y en la historia, tan to política como cultural o de las " ideas". En esta dimensión un tema que resul ta particularmente fascinante es la religión. ¿Por qué se cree; e n qué se cree; cómo y para qué se organiza ésta tan profunda tendencia humana, e n religiones formales y complejas, en mitos estructurados o en simples y múltiples creencias animistas? Todos estos caminos que se entrecruzan , permiten -creo- entender la triple condición de la especie humana como historia, cultura e individuo even tualmente trascendente. Pregunta: Esta visión " humanista", puede con trapone rse con la perspectiva y los métodos de las ciencias exactas o naturales. ¿Cómo ve usted esta disyunti- va? Respuesta: El hombre, sus mitos, historia, religiones y re lato,s viven e n un mundo que no es él mismo; que está allá afuera, aunque nunca podamos conocerlo "en sí mismo" sino a través de nuestras posibilidades perceptivas y categorías intelectuales. Por cierto que este mundo no nos es indiferente: nos infl uye, modifica y de algún modo nos determina. Por eso, son esenciales los avances y nuevas propuestas o conocimientos provenientes de las ciencias exactas y naturales. De nuevo la clínica es, me parece, un ejemplo de articu- lación entre lo histórico y subjetivo del hombre y cada uno de nosotros, con los datos de una realidad fisica que la ciencia desentraña. La clínica debe diagnosticar y tratar a este ser humano individual y complejo, con toda su cultura y dignidad; pero, a partir de datos provenientes de ciencias empíricas, demostrables, repetibles y falseables. Por otra parte, sorprende y abruma la creciente distancia entre la simple- za y heterogeneidad de nuestra visión común y o rdinaria, de lo que existe allá afuera, con las propuestas tan frontalmente contraintuitivas de la fisica mo- derna. ¿Podemos, efectivamente, "comprender" el tiempo y e l espacio eins- teniano que se comprime o elonga? ¿Nos es fác il intuir la fisica cuántica? ¿Nos convence pensar que el tiempo efectivamente empezó en el big-bang, este nuevo mito de creación que nos trae ahora, no ya una nueva religión sino la "cosmología" científica? Sin embargo, por antiintuitivas que esas teorías p arezcan , desde el punto de vista de su aplicación práctica es evidente que corresponden (no quiero emplear la palabra "rep1·esentan") a la realidad "en sí" que está allá afuera. En efecto, con las fórmulas de Einstein y demás científicos se produce energía nuclear , satélites hechos por el hombre van a los planetas y cumplen exacta- mente con los programas prede terminados, las comunicaciones se hacen de una amplitud, velocidad y calidad incomparables. Se gene ran aparatos que permiten ver el cerebro, o el abdomen , o la estructura química de las sustancias, se curan y previenen enfermedades, etc. Por lo mismo, el interés por la ciencia y la técnica y sus incuestionables efectos positivos sobre la calidad de la vida humana no puede dejarse de l.tdo. 72
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