Huella y presencia (tomo II)
HUELLA YPRESENCIA 11 y filósofos, creando un ambiente que contribuyó quizás en forma más intensa a mi formación científica y humanista. Inicié mis actividades académicas en la Cátedra Extraordinaria del profe- sor Jorge Mardones, en una disciplina -la farmacología- fruto de la intui- ción del Dr. Cruz Coke, que entusiasmó a su discípulo porque estaba conven- cido de que se trataba de una nueva ciencia básica médica, cuyo destino era proporcionar nuevas armas para mantener la salud de la población. El tiempo ha demostrado que no se equivocó, pues gracias a su extraordinario progreso existe una considerable disminución de la morbilidad y mortalidad de nues- tras poblaciones. Se trataba de iniciar el cultivo de una nueva disciplina, que para ser objetiva y segura, de bía estar sometida a la soledad y sobriedad de un laboratorio; pero sin ocultar su última finalidad: el alivio y la mejoría de la calidad de vida de nuestra comunidad. 1/ La confianza del Dr. Mardones significó, a los pocos años de recibir mi título de médico, asumir la responsabilidad de iniciar el desarrollo de la farmacología en la Universidad de Concepción, donde encontré un grupo de alumnos inquietos, que me permitió iniciar uno de los grupos actualmente de mayor prestigio de nuestra disciplina. Hoy siento la satisfacción de haber cumplido con una de las funciones de la Universidad de Chile, que es la difusión n acional de la cultura y de la ciencia, representando el espíritu de nuestra época, al facilitar el progreso de losjóvenes en la búsqueda de nuevos campos de investigación. El espíritu de servicio público propio de nuestra Universidad tenía múl- tiples manifestaciones. Recuerdo al Dr. Cruz Coke cuando en una clase inaugural, a propósito del metabolismo del calcio, planteó los problemas de alimentación en nuestro país y, pocos años después, al ocupar el cargo de Ministro de Salubridad dictó la Ley de la Madre y el Niño, que ha sido uno de los factores que más ha influido en la disminución de la mortalidad infantil. Su discípulo, Dr. Mardones Restat, abandona también la tranquilidad del Instituto para aceptar el cargo de Ministro de Salubridad y contribuir a la dictación del Estatuto del Médico Funcionario, el cual resolvió en esa época importantes problemas de salud, debiendo más tarde debe ser revisado y adaptado a la situación actual. Es importante destacar que en esa Ley se norma por primera vez sobre el concepto d e dedicación exclusiva que permitía una entrega integral a la exigen- cia de una institución, entre ellas -principalmente- la Universidad. Es destacable reconocer que esta medida contribuyó en gran parte al desarrollo de las ciencias básicas de nuestras Facultades del área de la salud. El pequeño grupo que había iniciado en 1941, en ese entonces denomi- nado Departamento de Farmacología, se había transformado en un grupo nacional e internacional de carácter multiprofesional con la participación de su discípulo Dr. Carlos Muñoz Aguayo, profesor de la Facultad de Odontolo- gía. Personalmente me correspondió serlo de la Facultad de Medicina Vete- 50
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