Huella y presencia (tomo II)

HUELLA YPRESENCIA 11 ignorando su origen a partir de los descubrimie ntos básicos. Debo reconon que hay algunas honrosas excepciones. Un ejemplo característico: Tales d Mileto descubrió las re laciones entre los ángulos de un triángulo y la circm ferencia lo que, además de permitirle medir e l tamaño de las tierras para fim de impuestos, condujo a Eratóstenes, cuya teoría era que la tierra era redor da, a medir su diámetro ecuatorial: esto lo hizo con una aproximación d unos pocos metros de diferencia a los que se conocieron dos mil año después. En lo que sigue, me parece que si describo mi propio deven ir cien tífico puedo mostrar un caso ilustrativo de cómo se podía llegar a descubrir hecho y princip ios nuevos para la ciencia e n nuestra Facultad. En ella, siempre h: existido y existe un cierto número de académicos de diferentes profesione que, además de su contribución docente, dedican su tiempo restante a l: investigacion básica o aplicada. A éstos pertenecía mi maestrb, e l profeso Gabriel Gasic Livacic, un apasionado por la investigación experimental en s1 especialidad de h ematología. Como no podía hacerla en el hospital en el qw los médicos permanecían sólo medio día, aceptó servir como Ayudante a profesor Dr. Juan Noé Crevani, profesor de las cátedras de Zoología Médica Histología y Parasitología. El n úcleo d e sus ayudantes jóvenes, a los cuales le! inculcó la filosofía y la práctica de la investigación científica, fue el grupo má! importante en el país en el estudio experimental de los fenómenos biológico: básicos a nive l celular y de su aplicación a la epidemiología y clínica parasita ria. El país les debe la e liminación de la malaria y de los parásitos intestinalei mayores. Gasic tenía como tema propio el tratamiento de la le ucemia, y su hipó te• sis era que éste podría h acerse por métodos inmunológicos. La solución del problema requería disponer de u n mate rial biológico en el cual la le ucemia tuviera una frecuencia suficiente para una experimentación con resultados estadísticamente significat ivos. Yaquí in tervino el azar. Gasic pidió a un profesor de la Facultad de Veterinaria que le recomen- dara un candidato a tesis de grado que trabajara con él e n la Facultad de Medicina e n le ucemia del pe rro. Cuando el candidato supo que podía demorarse dos o más años en aprobar su grado y no seis u ocho meses como era la costumbre, no aceptó. Yo había hecho como alumno una investigación en psicofisiología con e l profesor George Nicola i y estaba entusiasmado por seguir investigando. Fui y acepté trabaj ar con Gasic a tiempo indefin ido. En esta é poca, 1936, la leucemia era una epizootia altamente mortal en las gallinas y nula en los perros, por lo que propuse t rabajar e n leucemia aviar. Mi tesis fue larga y para mi gusto, mediocre. De todos modos me fue muy útil por dos razones: una fue la lectura de la literatura más amplia sobre trasplante de tumores y su discusión crítica en seminarios y con el grupo de Gasic: otra, obtuve el primer Grant de investigación biológica en Chile; la Asociación Chilena de Avicultores pagó las construcciones, los miles de pollos y la alimentación que usaron durante casi tres años que duró mi tesis y después 38

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