Huella y presencia (tomo II)
HUELLA YPRESENCIA 11 la e pidemia de 1919, considerada enton ces como chavalongo y que el Dr. Atria ide ntificó retrospectivamente como tifus exantemático. Recuerdo que ese año, cuando cursaba segunda preparatoria en el Instituto Nacional, tuve un cuadro infeccioso exantematoso con hiperpirexia, por una a dos semanas, y con gran compromiso general. La recuperación fue len ta. Estuve un mes sin ir a clases, lo cual según el reglamento significaba año perdido y así me lo hizo saber el profesor Hewsto n. Pero me autorizó para contin uar como oyente, sin derecho a examen y promoción. Al finalizar e l a ño, estando presentes todos mis compañeros, e l Señor Hewston , me dijo: "Etcheverry, Ud. ya está enterado de que no va a dar examen ". Tenía 10 años. No pude contene r las lágr imas, pero rápidamente agregó: "Porque está eximido por sus buenas notas, comportamiento y asistencia (después de la enfermedad)". Pienso que peco de pueril al referir este episodio de mi infi ncia. Pe ro es que e n este momento he regresado al pasado y tengo nuevamen te 10 años, lo que no es de extrañar porque "uno t iene siempre veinte años... e n un rincón de l corazón" . Yretomar al pasado es revivir. El médico de la familia diagnosticó sarampión, pero a mí no me cabe la menor duda que fue tifus exantemático la enfe rmedad que tuve, después de realizar la campaña de la epidemia de 1933, la más grave sucedida en e l país, verdadero azote de Atila que como un reguero de pólvora se extendió rápidamente por el territorio nacional, causando numerosos muertos. Aun- que quizás fue d e mayor trascendencia la de 1863-68, porque cobró la vida de la figura ilustre d el decano d e la Universidad de Chile, don Lorenzo Sazié. Gracias a que sobreviví a esta epidemia, estoy haciendo este relato. Quiera Dios que e l que lea no lo lamente... por su extensión. 32
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