Huella y presencia (tomo II)
EPISODIOS DE LA VIDA DE UN HEMATOLOGO: Recuerdos de la epidemia de tifus exantemático del año 1933 Dr. Raúl Etcheverry ¿Jura decir la verdad. sólo la verdad y nada más que la verdad? -Sí,juro. EsTE ES UN FIEL RELATO DE !.A EPIDEMIA de tifus exantemático de 1933, la más grande que ha habido en Chile, y que como un azote de Atila diezmó la población. Aunque sé que un hombre sin imaginación es un hombre muerto, este no es el caso, pues en mi relato no hay nada de imaginación y menos de fantasía. Muchos recordarán esta epidemia, pero muy pocos o ninguno la vivió como yo. Fue un impacto en mis años juveniles, por eso la recuerdo como si hubiese sido ayer. Lo acaecido me impresionó tanto o más que las novelas de Antón Chejov, de Edgard Allan Poe, de Agatha Christie, o más recientemente, las películas de terror de Hitchcock. Este relato, o parte de él, debió haber sido leído en una sala del Congreso Nacional, con motivo de un homenaje que en 1995, el curso de médicos egresados de las Universidades de Chile, Católica yConcepción, en 1954, hizo a tres de sus profesores. Me sentí honrado y agradecí esta distinción, pero pensé que podría deberse a que era el único profesor sobreviviente de este curso, porque según la conciencia de Pepe Grillo y mi autocrítica imparcial, aún vigente, yo no soy un buen profesor y menos un buen expositor, quizás sí un buen maestro que se esfuerza por enseñar y lo hace con gusto, pues creo que uno justifica su existencia (¿supervivencia?), ante los demás mientras pueda enseñarles algo, y ante uno mismo siempre y cuando pueda aprender. No pretendo ser maestro con mayúsculas, como le decía al Dr. Alessandri, para tranquilizarlo, cuando médicos argentinos se referían a él como "el maestro". Creerán que soy un gásfiter, me comentaba muy molesto. Profesor, se lo dicen con mayúsculas, Maestro, como aquél que vino a redimirnos del pecado, el de la palabra docta y santa... Este argumento aparentemente lo tranquilizaba, pero creo que no lo convencía. Yo no encontraba justificación a su enojo y siempre dudé que fuera en serio. El Dr. Mejías me propuso un tema filosófico relacionado con la medicina. ¿Filosofía yo? Vade retro Satanás. Cortésmente le pedí que me exonerara de 23
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