Huella y presencia (tomo II)
HUELIA YPRF.SENCIA 11 mi d eseo dedicar unas líneas de reconocimiento a Lorenzo Retamal, con quien lrabajé en la Oficina de Personal por más de quince años y que actualmente se desempe11a en el Instituto de Ciencias Biomédicas. Mi cargo actual como.Jefe de Recursos Humanos proviene de la designació n comoJefe de Personal y Sueldos que me asignara el Dr. Elías Cumsille N., ya fallecido, por quie n guardo afecto y agradecimiento. En o tros aspectos, he sentido de veras la partida del profesor Danko Brncic y luego la del profesor Enrique Egaña, quien me decía "colega", debido a que estudié Medicina durante un par de años. En este mismo aspeclo, me impactó la muerte del hijo de mi amigo Arturo Vargas que llevaba el mismo nombre y al cual conocí siendo él un niño. Un personaje que nos ha dado matices diferentes ha sido Luchito Núñez, cuyas anécdotas dan para todo un capítulo. Infaltable e n los raseos a pesar de su impuntualidad; no llegaba jamás a la hora o bie n lo hacía cuando el bus ya estaba en ma1·cha. En taxi nos daba alcance en ple na carretera, desplegan- do pañuelos o tocando la bocina y logrando así incorporarse con un carga- mento de "cocaví" a medio e nvolver que rápidamente abría el apetito de los curiosos compañeros de viaje. Una de sus últimas anécdotas consistió en ir a l banco a cobrar su cheque de sueldo. Después de hacer "cola", durante más de una hora, llegó h asta la ventanilla y el caj ero se negó a pagarle. Cuando el reclamo iba subiendo de tono, el funcionario del banco le advirtió "es que no le puedo pagar nada, aquí dice que usted tiene un cheque por O pesos". Allí cayó en la cuenta que había realizado el trámite para pagarse con ta1jeta en otro banco. Estoy consciente de que el progreso no se detiene y quedan a trás expe- riencias emotivas. Creo que debo enfatizar en la gran solidaridad con que cumplíamos nuestras tareas y ese apoyo casi paternal de los académicos que nos permitían resolver los problemas sin mayor complicación. Todo se hacía en forma manua l a dife1·encia de este apoyo que ha significado la incorpora- ción de las computadoras. Tenemos que aceptar que la tecnología agiliza la enorme cantidad de informaciones que ahora se manejan; sin embargo, aún no estamos del todo convencidos de esas ventajas, quizá por esa costumbre de creer que todo lo bueno es lo que el ser humano controla con su criterio y su mano. Aquí, desde mi lugar de trabajo, donde creo haber crecido e n expe rien- cias y conocimientos, de haber logrado una visión mucho más amplia frente a los ajustes, reformas y situaciones propias del quehacer universitario, creo haber actuado con la "camiseta puesta". Mi reconocimiento a todos los que me ha n o torgado su confianza. Este sencillo relato se torna fortalecido al saber que llegará a tantas manos amigas que han pasado por esta Casa de Estudios y que nuestro modesto aporte tenga cabida en un tramo de los 165 años de nuestra Facultad. 176
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