Huella y presencia (tomo II)
J· IUH.LA Y PRESENCIA JI existen había alumnos como aquel que tocaba el violín, otro que exponía pinturas al óleo, algunos que tomaban todos los apuntes y luego los reprodu- cían a ronco con el objeto de solventar sus gastos o su permanencia en la capital a los que venían de provincia. En la Escuela de Enfermería había un conjunto vocal que luego se transformó en profesional y al cual le tomábamos fotografías para la carátula del disco que editarían y para la Revista Ritmo que tenía en aquel tiempo el privilegio de difundir tod as las actividades artísticas del momento. La tradición de celebrar el día del hospital era motivo de entusiastas preparativos y la fiesta se esperaba con verdadero interés, ya que había carros alegóricos en los que competían diversos departamentos. Para el 18 de septiembre se levantaban fondas en la cancha donde en la actualidad se ubica el SEMDA. Otra actividad muy folklórica tenía relación con el corte de pasto, pues cuando ya alcanzaba una altura 'exagerad a, se invitaba a un rebaño de ovejas que tenían su pesebrera donde actualmente se ubican los talleres del hospital y e llas realizaban el trabajo de poda con enorme entusiasmo. Por otra parte, estaban las monjitas que tenían su claustro donde actual- mente está la capilla, declarada monumento nacional, y que a diario llevaban sus palabras de aliento a los enfermos y las oraciones para mantener la presencia de Dios en los momentos de dificultades. Las salidas "a terreno" eran habituales y en muchas ocasiones se prolon- gaban por varios días, como ocurrió en el terremoto del año 1985, donde se lograron más de 5.000 fotos de toda la Facultad para mostrar los daños o "heridas" a las compañías de seguros. Ahí trabajé con otro compañero durante una semana, día y noche. Mis recuerdos de la Facultad están por cierto asentados en el 5º piso del Hospital Clínico. Allí todo era camarade ría y amistad, parecía que el tiempo no transcurría y en el calendario siempre existía un motivo para compartir las alegrías como las vicisitudes a que el ser humano esta expuesto. La reforma trajo sus consecuencias. Grandes maestros se retiraron, las cátedras se transformaron en servicios y los tiempos modernos ingresaron con la fuerza emergente de máquinas y otra tecnología donde todo era renovarse o morir. El golpe militar prodttjo desconfianza, miedo; no sabíamos si al salir de la casa o del trabajo llegaríamos a destino. Se sabía de detenidos y desaparecidos, hechos que sólo Dios y la historia podrán algún díajuzgar. Siento que la tecnología está invadiendo mi dedicación de toda una vida, que será un escollo en mi camino: la computación, máquinas fotográficas totalmente automáticas que hacen innecesaria la participación del hombre. El fotoshop que evita hacer diapositivas. Todo es color, el blanco y negro va en retirada, etc. Veo que me queda poca vida productiva . ¿Satisfacciones?, son innegables. Haber servido a grandes maestros de la cirugía chilena como los profesores Allamand, Wood, Puga, Avendaño, 164
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