Huella y presencia (tomo II)

ANDANZASDEUNFOTOGRAFO Sr. jorge Araya Flores A . cOMENZARAESCRIBIRES1ASLÍNEAS, reconozco que no ha sido fáci l, pues no tengo alma de escritor, pero no deja de ser interesante que esos recuerdos -viajeros permanentes d e la memoria- tengan un orden y un lugar en lo que ha sido nuestro paso por la Facultad de Medicina. Después de todo la historia se escribe en las líneas de la mano de una institución con pequeños y grandes trazos. Siendo muy joven fui junior de un laboratorio donde se realizaban fotos a color y blanco y negro para pasaportes, dependiente de un Ministerio; luego trabajé en un diario como fotógrafo principiante y tuve la oportunidad de concurrir al mundial de fútbol del año 1962. Pasado el tiempo, integré un equipo técnico, desempeñándome como fotógrafo profesional en el Cuerpo de Bomberos de Santiago. También incursioné en agencias de publicidad, pero nunca opté a una exposición o premio con mis fotos poi- temor a "exponerme con lo expuesto" como decía un gran profesor de la medicina chilena. En los inicios del año 1964, ingresé al HospitalJoseJ oaquín Aguirre como fotógrafo clínico, lo que constituyó toda una novedad dentro de mi oficio, ya que la fotografia convencional es muy diferente a la clínica. El campo laboral eran los pabellones, salas de autopsia, policlínicos, controles de enfermos, laboratorios, etc. Empecé a ver lo humano y lo inhumano de la vida. La fotografia tomaba un sentido diferente que se encaminaba a lograr una mejor visión del mal que ¡¡quejaba al paciente y de los caminos que conducirían a buscar una mejor solución a su problema. Vale decir mi intervención no era sólo accionar los mecanismos propios de una fotografía, sino que ese resulta- do era parte de una proyección para el médico tratante y el paciente que mediante los congresos muchas veces daban la vuelta al mundo. - Sin duda esto es lo que llamamos á lbum personal de recuerdos, imáge- nes, anécdotas, pero no me siento capaz de reproducirlas por temor a causar alguna molestia; sin embargo, hay vivencias que quizás debieron quedar estampadas en tantas jornadas vividas bajo un tiempo que nos parece tan diferente al actual, por ejemplo, en aquellos pasillos antiguos que ya no 163

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