Huella y presencia (tomo II)

MARÍA ISABEL SMITH Para mí trabajar con el profesor Roa no era propiamente un trabajo sino más bien, tomar parte en un diálogo permanente que me hacía sentir involucrada y partícipe de su obra. Era muy comunicativo y le gustaba que yo estuviera al tanto de sus actividades e intereses. Pedía todo con delicadeza y de un modo muy especial que hacía que quienes lo rodeaban,junto con trabajar, también aprendiéramos; tenía, sin duda, alma de maestro. Conversábamos y analizá- bamos constantemente las ideas que plasmaba en sus investigaciones y mu- chas veces consultaba mi opinión acerca de diversos asuntos. Confiaba plena- mente en que lo que me encargaba se haría, rara vez me apremiaba por algo; era paciente, y no recuerdo que alguna vez se enojara; tenía un carácter dulce y apacible. Quizás muchos que lo conocieron superficialmente ignoren estos rasgos de su carácter, pues aunque ,humilde en su modo de ser, era una persona de convicciones firmes y fundamentadas que sostenía con apasionamiento. Estar presente en una discusión, un foro, o una mesa redonda en que se enfrentaba a posiciones distintas era realmente fascinante por la rapidez y la sólida argumentación con que defendía sus puntos de vista. Me da la impresión de que algunos pensaban que a él le molestaba que le rebatieran sus ideas, pero al contrario, era muy abierto para considerar otros puntos de vista, jamás descalificaba a un contendor por su postura ideológica, y al revés, lo escucha- ba atentamente ya que ello lo estimulaba y le permitía revisar sus propios postulados. Contrariamente a lo que la mayoría de los chilenos parece pensar, no estimaba que el discrepar en el campo de las ideas fuera una ofensa personal o una falta de educación. Así lo dice él mismo en su libro Chi/,e y Estados Unidos. Sentido histórico de dos pueb'-os. ... (entrenosotros) no se es capaz. de captar la calidad de un homlJre en símismo sin recurrir a otros datos... que siendo los menos importantes crean... la ilusa idea de que por ellos es posib/,e saber quién es tal homlJre. "(Existe) dificultad... para identificar a alguien como persona y valorarlo, si no se averigua antes qué profesión tiene, cuá/,es son sus ideas políticas, sus gustos persona/,es, la marca de su automóvil (.. .) Este no apreciar directamente la calidad íntima de ÚJs seres humanos y de identificarlos de preferencia "porfuera''. l/,eva a los chi/,enos a esa lucha en contra de aquel'-os que no comparten ideología y propósitos idénticos. Parecería que la ideowgía o el propósito valieran para nosotros más i¡ue la sustancia íntima del homlJre" 4 • Sería muy difícil intentar adscribirlo a una categoría determinada de perso- nas, pues no constituía un estereotipo. Si alguien se ftjase , por ejemplo, en su modo de vestir podría pensar que era conservador, tradicionalista, pero si se atendiera a las personas con las cuales se relacionaba y admiraba, que eran de las más diversas ideas y convicciones, le sorprendería la independencia de sus 4R.oa, A. Chile y Estados Unidos, Sentido histórico de dos pueblos. Ed. Dolmen. 1997. Pág. 44. 153

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