Huella y presencia (tomo II)
HUELLA YPRESENCIA 11 en Paposo (entre Antofagasta y Taita!) donde su abuelo era minero. Allí aprendió a leer y dio el primer examen de su vida. La escuela donde estudió había sido organizada por su familia, para elevar el nivel de los changos de la región. Y allí se inició su sed incesante de conocimiento que la llevan a abandonar las comodidades de su hogar, efectuando sus estudios lejos de su casa desde muy pequeña, para continuar en Medicina, en una época en que esto era mal visto en una jove ncita. Ydestaquemos que se trataba de una niña mimada por sus padres, vestida nada menos que con tenidas de terciopelo inglés, regalona, pero voluntariosa y decidida. Pero no todo ha sido trabajo e intelectualidad en su vida. Ha sabido gozar las circunstancias en que le ha correspondido vivir. La época de Valparaíso fue un período notable, lleno de reuniones sociales, de Casino hasta altas horas de la noche, combinando con armonía, trabajo y recreación. El tiempo le alcanzó hasta para incursionar en política: participó activamente en la lucha por el voto femenino y llegó a ser candidata a diputado, lo que rechazó para continuar con su trabajo gremial. Generosa con su familia y sus amigos, está siempre lista para dar un consejo oportuno o una ayuda económica. Habla con especial cariño de su madre, de sus hermanos y de sus sobrinos (verdaderos o postizos) y se siente orgullosa de sus logros. Su ejemplo ha sido un estímulo para ellos. Tiene entrañables amigos: Gabriela Venturini es una de ellos. Han com- partido ideales, buenos y malos momentos en el quehacer universitario , grandes responsabilidades y tareas. Ambas poseen además el mismo sentido del humor. Se refiere con agradecimiento hacia quienes la apoyaron con firmeza en su período como Vicedecano. Destaco entre ellos a Jaime Pérez Olea y Ricardo Cruz Coke. Armando Roa, Presidente de la Academia, era uno de sus grandes admi- radores. Junto se enfrascaban en conversaciones llenas de chispa y sabiduría. Fui afortunada espectadora de su hermosa relación. Su gozo por la vida se manifiesta en sus preocupaciones estéticas. Aprecia las artes con una visión muy libre, que más de una vez me ha dejado perpleja. Se mantiene interesada en política y sabe leer, entre líneas, los comentarios editoriales. Siempre tiene una versión original de los acontecimientos y una an écdota sobre los person aj es de actualidad. Entusiasta del tenis, no se pierde partido, a la hora que sea, siempre y cuando no interrumpan sus tardes de póker. Su entereza se ha hecho evidente en relación a sus problemas de salud. No es la mejor de las pacientes, conspira contra ello su misma energía. ¡Hace sus transgresiones al régimen con total regularidad! No le interesan las labores femeninas -dudo que tenga paciencia para bordar o coser- pero sí es capaz de leerse un áspero informe con verdadero deleite. Cuando pienso en Cristina Palma, pienso en una mujer fuerte. Inevita- 146
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