Huella y presencia (tomo II)
HUELLA YPRESENCIA 11 diéndose durante la gestión de 10 Comités Ejecutivos. Si alguien estaba al tanto de la Educación Médica en Chile era la Dra. Palma. Su rol como gestora de numerosas iniciativas educacionales y el impor- tante papel de relacionadora pública entre las insútuciones que contribuyen al desarrollo de la medicina -Ministerio, Facultades, Colegios Profesiona- les-, contribuyó eficazmente a que se mantuviera la relación docente asisten- cial que es tan necesaria en la formación profesional de los médicos. Quisiera destacar en segundo lugar su gestión en la Escuela de Postgrado. Con esa capacidad de anticipación que es una de sus características más marcadas, impulsó con firmeza los grados académicos, dando todas las facili- dades para el desarrollo de los programas de Magíster y Doctorado. Con ello, estaba contribuyendo a hacer crecer la Facultad y a ubicarla en un nivel de excelencia en relación a la investigación cienúfica. , Se dio cuenta que era necesario contribuir a la formación de los acadé- micos y e laboró planes en ese sentido. Cuando todo el mundo favorecía la subespecialización profesional,junto a otros destacados profesores, elaboró un plan de formación en Medicina General, dándole la categoría de una especialización, como un merecido reconocimiento a la dificultad de reunir distintos roles en un solo personaje. ¡Cuánto no deben haber contribuido sus propias experiencias como médico rural y su conocimiento de las necesidades de las personas que habitan lugares alejados! Puso toda su inteligencia y empeño en las complejas funciones de la Escuela. Era admirable verla manejar difíciles situaciones con una tranquili- dad y soltura impresionantes. ¡Es tal su habilidad que sus interlocutores salen convencidos que las conclusiones obtenidas han salido de sus propias cabe- zas! Maestra en las relaciones humanas, con una memoria excepcional y una capacidad asociativa admirable, sabe coger al vuelo la idea, que la lleva a desarrollar planes y a entusiasmar a los que la rodean. Todas estas capacidades no podían pasar desapercibidas. Es así como recibe el Premio Amanda Labarca en 1986. No puedo dejar de señalar que fue la primera mujer en Chile ingresada como miembro honorario a la Academia de Medicina del Instituto de Chile. La vemos, por lo tanto, nuevamente abriendo senderos... Su ingreso a la Academia significó el reconocimiento a su trayectoria, iniciada como humilde médico rural que llegó a las máximas responsabilida- des académicas. Pero no sólo quisiera hablar de Cristina Palma académica, subida al pedestal de la excelencia universitaria y a la soledad de los directivos. Quisiera hablar de Cristina Palma como yo la he conocido. Recuerdo de mi primer contacto directo con ella. Fue en 1991. El Decano Goic me había llamado para proponerme la Subdirección de la Escuela de Postgrado, dirigida por la Dra. Palma. Tuvo la habilidad de dejarnos solas. 144
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