Huella y presencia (tomo II)
HUEU J\ YPRESENCIA 11 contingente femenino que ingresa a la carrera, la dedicación a la investiga- ción y la incorporación e n gestión y docencia universitaria. En este último quehacer, probablemente esta mirada nueva, resulte d e utilidad en las necesarias modificacio nes que se aprecian como imperativas en la Medicina. El predominio tecnológico actual, con una medicina que se aprecia a corto plazo como absolutamente robotizada, deshumanizada, deberá ser cambiada en un futuro cercano. ¿Quién sino la mujer podría contribuir en forma sustancial a que esto se lleve a la práctica? Deberá haber una moderación lógica en la aplicación inmediata del conocimiento adquirido, en lograr modificaciones genéticas "favorables" , en el gozo intelectual de escudriñar el origen de la vida y en la prolongación artificial de la existencia Deberá predominar la sensatez. Creo que de nuevo, la vieja, ancestral sabiduría femenina , puede ayudar a que los valores humanísticos no se pierdan, a que este hacer por los demás, conserve lo que le ha sido más propio : el interés por los otros, la compasión, la solidaridad. Quiero terminar diciendo que no he pretendido escribir un manifiesto feminista. ¡Válgame Dios! Considero que ni la capacidad intelectual ni la afectividad son privativas de determinado sexo. Más aún, siento que las mujeres médicos, al menos en Chile, somos muy privilegiadas. Durante mi período de estudiante y luego en toda mi carrera, he sentido más bien el apoyo de mis compañeros y luego de mis colegas (con las excepciones que confirman toda regla, por supuesto). Me he sentido honrada con la confianza que me han manifestado durante las variadas funciones que me ha correspon- dido realizar y agradecida del espíritu generoso, amplio y participativo de mis maestros. Debo confesar, con una sonrisa final , haberme aprovechado de mi con- dición femenina en este mundo médico, que hasta hace pocos años era tan masculino. Más de una vez, se me han permitido respuestas que no hubie ran sido toleradas, si hubieran sido dichas por un hombre. Decir verdades, con voz y actitud ingenuas, sigue siendo exclusivo privilegio femenino. Unos meses después de haber escrito estas pequeñas reflexiones sobre e l papel de la mujer en Medicina, se me otorgó el honor de hacer la semblanza de la Dra. Cristina Palma Prado, en el acto en que la Facultad de Medicina la nombró Profesora Honoraria. ¡No cabe duda que la vida va encaj ando sus momentos como un rompe- cabezas! Se me dio la oportunidad de hablar sobre una de las mujeres pioneras de la intelectualidad médica en Chile, de alguien que refleja en su carácte r y en su trayectoria toda la fortaleza espiritual de quienes se embarca- ron e n la docen cia universitaria en sus primeras etapas. 142
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