Huella y presencia (tomo II)
ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA MUJER Y SU QUEHACER EN MEDICINA Dra. Colomba Norero V. Si DEFINIMOS LA MEDICINA COMO LA CIENCIA y el arte que tiene como objeto la conservación y el restablecimiento de la salud, se nos hace evidente de inmediato, el papel que la mujer ha jugado en este proceso. A lo que me refiero es a la cercanía que tiene con los hechos trascendentales de la existencia que se relacionan con la Medicina: es protagonista indiscutida en el proceso del nacimiento y es la acompañante casi obligada en la enferme- dad, el dolor y la muerte de quienes forman su entorno. La mujer, cualquiera que sea su cultura, está más cerca de estas grandes verdades, las enfrenta naturalmente, sin arrogancia y con gran compasión. Tiene así un núcleo de espiritualidad que le es propio, que la hace participar, aun sin saberlo conscientemente, en las temáticas más trascendentales para el ser humano: su origen y su destino final. Puede que en muchos casos no se haga preguntas, pero vive los distintos procesos, contribuye con su apoyo, afronta las situaciones y acumula vivencias. Está impregnada de grandes temas filosóficos sin saberlo. Es la más fiel exponente del componente humanista en el arte médico. Al recorrer a grandes rasgos los distintos períodos históricos, se puede apreciar los vaivenes de la aceptación de la mtüer en este "hacer y sufrir" que es la Medicina. Un rol muy importante en las culturas primitivas, en su papel de machi, sacerdotisa, bruja o curandera, en un reconocimiento tácito de su familiaridad con los procesos de vida y muerte, demostrando el componente mágico de la Medicina en todo su esplendor. Por un largo tiempo , mientras se desarrollaba una explicación racional, causa-efecto, en el proceso de enfermar, se negó e l acceso al sexo femenino a los procesos intelectuales (situación mantenida por varios siglos), relegán- dola a un papel totalmente secundario en la medicina occidental. Participa en el hacer, pero no en el pensar del acto médico. A e lla le va a corresponder la obediencia subordinada, sin comprensión cabal de la actividad realizada. De esta actitud quedan variados testimonios. Numerosos pintores, en distintas épocas, han dejado constancia de su permanente actitud de apoyo y servicio con los enfermos y moribundos. Fue notable el papel que cumplieron 139
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