Huella y presencia (tomo II)
HUELLA YPRESENCIA 11 Como ginecóloga me corresponde asumi r todas las responsabilidades de este Centro Unive1·sitario. En docencia teórica y práctica imparto enseñanzas de pre y postgrado, ya sea por medio de pasos prácticos, clases magistrales, simposios, mesas redondas, conferencias y otros. Habiendo ejercido todos los cargos docentes y asistenciales, más una importante actividad científica , e n 1979 se me distingue con el grado acadé- mico de Profesora Titular de Ginecología y al mismo tiempo, se me nombra Jefa del Servicio de Ginecología, permaneciendo en este cargo por un perío- do de cinco ai1os. No puedo negar que ha sido un privilegio recibir ambas distinciones, honores que compartí de corazón con todas mis colegas de la especialidad. En mi larga y activa vida profesional, asisto a innumerables cursos de perfeccionamiento, nacional y extranjeros. He viajado por el mundo en representación de la grandiosa Universidad de Chile, difundieÁdo con digni- dad y respeto el acen 1 0 cultural y cie ntífico del ginecólogo chileno. Así he tenido la oportunidad de conocer y comparúr con grandes figuras de la ginecoobstetricia contemporánea. Fue sorprendente cambiar impresiones con el Dr. J. C. Rubín, quien introdujo la histerosalpingografí a y la insuflación útero tubaria (test de Rubin) en e l estudio de la esterilidad. En mi permanencia en Boston re cibí enseñanzas del profesorJoe Vicent Meiggs, uno de los más reconocidos y respetados cirujanos oncológicos. Permanecí tres meses en el Mass General Hospital con Howard Halfelder, quien junto al Dr. Langdon Parsons, dejaron para la posteridad el más notable atlas de cirugía ginecológica. Emociona haber participado en reunio- nes científicas con el distinguido sabio chileno Abraham Lipchuts y con distinguidos profesores como el Dr. Juan Zañartu, reconocido endocrinólo- go, querido amigo y maestro. Yhaber colaborado con el profesor Dr. Andew Schally, Premio Nobel de Medicina en 1977. He tenido el privilegio de ejercer la ciencia médica desde la era preanú- biótica hasta la complejidad y tecnicismo del presente. Creo habe r cumplido con responsabilidad y entrega el mandato de mi quehacer médico. He sido fiel a mis maestros y quisiera ser recordada con cariño y gratitud por los cientos de jóve nes que, en algún momento de su formación, recibieron el legado de mi modesta experiencia Siento el orgullo y la dicha de ser médico. Todo lo que he logrado en mi vida se lo debo a esta respetable y querida Facultad de Medicina, a mis maestros, colegas y discípulos como también a mi esfuerzo personal y espíritu de superación. Llegar a esta etapa de la vida en que los recuerdos llevan el rocío de las emociones, nos hace volver la mirada a quiénes de una u otra forma, nos guiaron con su ejemplo, o fueron poderosos mástiles para nuestros propios sueños. Es así como e n lo personal siento en mi espíritu la huella del agradecimiento hacia otra gran mujer como fue la Dra. Amalia Ernst Marú- 134
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