Huella y presencia (tomo II)
H UELLA YPRESENCIA 11 más d e siglo y medio y mantenerse, sin embargo, afectas de iguales males y de similares beneficios. Una vez más se comprueba que en el fluir del tiempo, la humanidad y sus accidentes, permanecen. TIEMPO DE TRANSFORMACIONES Como hace 165 años, nuestra Escuela de Medicina y la Facultad en su conjunto, se enfrentan a necesidades de adecuación a la realidad de salud de l país y, hoy más que ayer, del mundo. Con cambios más bien superficiales o de é nfasis en los programas yen los planes de estudio, como ocurren notoria o imperceptiblemente a lo largo del tiempo y de las geografías, el modelo Flexneriano de educación ¡-médica ha permanecido dominante durante la casi totalidad del Siglo xx 2 • Sus caracte- rísticas básicas y sus efectos: currículum rígido centrado e n la academia y en lo científico, ciclos básico, preclínico (en nuestra versión) y clínico en suce- sión , o rientados a la práctica individual, curativa y especializada, han deveni- do obsoletos exigiendo una renovación de contenidos, escenarios y métodos para abarcar el perfil del profesional de la salud que se estima necesario para las próximas décadas. Intentar proyectarse a períodos más amplios no podría dejar de ser una ensoberbecida predicción. En el curso del aún p1·esente siglo, ha habido a lgunas innovaciones que en nuestro ambiente se refieren a la ampliación de los campos de formación con la mayo r integración entre enseñanza y asistencia, a la incorporación de contenidos socioantropológicos, a la generación de la medicina familiar como expresión de una incipiente generalidad sin rescindir aún el predomi- nio de especialidades, como se advierte en los países desarrollados. En programas seleccionados, se había venido poniendo énfasis en metodologías activas de aprendizaje, la mayor gravitación de las destrezas ambulatorias para el manejo de patologías prevalentes, el trabajo en equipos de profesionales de la salud, los enfoques preventivos y la inte racción con la comunidad expuesta o responsable de los individuos en situaciones de vulnerabilidad. Tales avances han merecido ser expuestos para una consolidación, por- gue forman pane de las caracte rísticas que deben acopiarse para dar origen al tipo de profesional para la aurora del Siglo xx1. A ello hay que agregar atributos y propiedades que hagan factible una medicina adecuada al modelo asistencial predominante, en función de las responsabilidades públicas de la Universidad. Debe tenerse presente, al respecto, conciliar los cambios epide- 2 vale la pena se11alar que este modelo surgió u·as las evaluaciones que de las Escuelas de Medicina en Estados Unidos de Non eamérica llevó a cabo la MMC: (American Association of Medical Colleges) entre 1903 y 1906, con lo que se constituyó el primer sistema masivo de acreditación de Escuelas de Medicina. 14
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