Cabildos filosóficos
Cabildos Filosóficos -92- A partir de la constante tensión entre cultura y esencia que nos va a formar, escribí el siguiente cuento: Padre y madre Desde que la memoria me acompaña, él estuvo tras de mí, tomando mi mano y mostrándome como caminar, tan sutilmente que creía estar sola… pero en cuanto me veía triste me cogía en sus brazos y me regaloneaba, me alentaba o simplemente sufría conmigo. Él siempre fue una madre cariñosa. Me identificaba con él y su sabiduría, mientras la sociedad me indicaba que ser hombre era lo bueno. No quise usar color rosado ni maquillaje. Ella más lejana, se mantenía protectora, firme y estable, mostrando lo correcto, siempre te decía la verdad en la cara, ella fue un buen padre. De improviso un día cualquiera lo supe. Cada mañana avanzaba a su habitación para despertarlo, me acercaba, crecía el miedo, la inexplicable idea de encontrarlo muerto. Comenzaron los síntomas, el diagnóstico: cáncer al pulmón con metástasis al cerebro; nunca fumó. Su mente llena de desvaríos y dolor cuando sobrevenía la cordura. Un mes más y su cuerpo parecía inerte, salvo por la respiración. Mi nariz en su cabecita, la vida se le fue. Comienzo a sentir que estás en mi mente, mi cuerpo lo habitan dos almas, me descubro diciendo tus palabras, dos semanas y el proceso termina, ahora siempre estarás conmigo. Mientras ella sigue fuerte como un roble masculino, y ambos habitan en mí, en un hueco inconsciente de mi ser... Este cuento simboliza como las personas que nos crían y transmiten en primer lugar los estereotipos de género, no siempre dejan en el sujeto la marca que la sociedad espera; además hay otros hitos que marcan o determinan a la persona, como por ejemplo la muerte, situaciones por las que vamos a pasar todos los sujetos y en ese sentido, hay algo esencial que nos marca. El cuadro que viene a continuación, lo pinté pensando en el bienestar que se siente cuando por fin una se siente cómoda
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