Cabildos filosóficos
Formas de la política -33- legítimo derecho, es decir, un derecho desprendido de la ética, la fuerza como potencia física hace que la ley positiva sea a pesar de todo, aunque inmoral efectiva. La ley no siempre es justa. Aunque la aplicación de la fuerza no cuente con la aprobación del ciudadano sobre el que se la ejerce, éste por necesidad o por prudencia puede verse obligado a seguir la pauta de quien le obliga a un régimen desigual. Aunque este mismo ciudadano no crea en lo que hace. Inclusive si se le arrebata hasta lo mínimo para vivir y se le horroriza desapareciendo a sus familiares. Desde esa situación humanamente indigente a reclamar por derechos en salud, educación y pensiones pasaron décadas. La desventaja que tiene el oprimido frente a quienes gozan del monopolio de la fuerza es lo que legitima el dere- cho de manifestarse, es decir, el derecho que surge del grito del oprimido cuando el estado, en inconsecuencia con su argumento de justicia, aplica su violencia contra el débil. Ambos derechos, ambos gritos antagónicos, uno gene- rador de derecho, otro, limitador de derecho, se enmarcan en la disputa por la igualdad como principal regla de justicia social. Para uno la igualdad se refleja en el orden establecido (pacto militar, estado vil). Para el otro, ella es una promesa emancipadora (pacto social, estado civil). La idea de igualdad implica otra paradoja. Según Rousseau: “Platón rehusó de dar leyes a los arcadios y cireneos, sabiendo que estos pueblos eran ricos y que no podrían sufrir la igualdad.” (Rousseau, 2010). Estas paradojas existen porque hay una politización de la paradoja, un enorme beneficio al instrumentalizar una cuestión y volverla paradojal, y una mano invisible que tiene prácticamente todos los recursos, que niega, que priva, que financia, que corrompe. La igualdad debe de ser una regla de justicia que amplíe el derecho, sobre todo en un Estado que quiere ser democrático. Así la paz del Estado sería la paz de los más. No esa paz establecida bajo la amenaza de las armas. Sino que esa paz deseada por el mismo pueblo cuando vive bien. Pero la paz de unos es el infierno de otros, porque los otros quieren la otra igualdad. La sufren porque quieren repartirse entre los menos
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