Cabildos filosóficos
Cabildos Filosóficos -32- estos actúan como si lo fuesen (Leviatán), como si fuesen ellos todos nosotros, estableciendo un orden que se configura aparentemente en el deseo común de superar un Estado natural en que reinaba la violencia. El autoritarismo revestido de democracia no es sino una reorganización de la violencia del antiguo régimen (para nosotros la colonia). En la práctica, no se acabó la violencia, ni en 1818, ni hoy. La violencia y el derecho nunca fueron cosas diferentes. Para Walter Benjamin: “La violencia no se limita a preceder al derecho ni a seguirlo, sino que lo acompaña –o mejor dicho lo constituye- a lo largo de toda su trayectoria con un movimiento pendular que va de la fuerza al poder y del poder vuelve a la fuerza” (Esposito, 2005). A diferencia de la tradición realista que desde Píndaro a Nietzsche identificó fuerza y derecho como cosas distintas; la fuerza como apoyo del derecho y el derecho apoyando la legitimidad de la fuerza son el replanteamiento de W. Benjamin de dos historias que en realidad conformaban una sola. Para Benjamin al inicio de su “Para una crítica de la violencia” declara que el quid de una crítica sobre la violencia se enmarca en la relación del derecho con la justicia (Benjamin, 2001). La república neoliberal chilena ha consistido en la consa- gración político-jurídica de una violencia plutócrata, construida por el pacto militar a-social y terminada de zurcir en la supuesta transición a la democracia (Aylwin), últimas marejadas de la corrupción pinochetista, que performadas por la concertación, rezó por la voz de los gobernantes que ahora el más fuerte no se impondría sobre el débil, porque él emplearía su fuerza en contra de los opresores de los débiles, suponiéndose a sí mismo un no-opresor, unEstadodemocrático. Laverdadera transición llegaría por fin el 19-OCT y se plasmaría en la realidad de un nuevo proceso constituyente plebiscitado por primeravez democráticamente, que nos haría transitar de una costumbre a-social del derecho a otra costumbre social del derecho, y por tanto de un estado satélite, de un “patio trasero al sur de norte América” a otro estado con base popular soberana, reafirmado en la diversidad de todos sus integrantes como integridad en la diferencia. Aparece otra paradoja como base de nuestra decadente república neoliberal: a pesar de que la fuerza no constituye
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