Cabildos filosóficos

Cabildos Filosóficos -160- la convicción de que “el rechazo al pobre es el más extendido y es más profundo que los demás tipos de aversión”, como son los que están a la base del racismo, la xenofobia. Rechazo, aversión ymiedo serían emociones asociadas a esos otros ( Aporofobia: el rechazo al pobre. Un desafío para la democracia , p.22). Cortina acuñará el término de “aporofobia” que pone nombre así a lo que considera una “patología social” que habría que diagnosticar, descubrir su etiología y tratarla efectivamente. Quisiera relatar una experiencia concreta y personal que puede resultar pertinente para considerar el espacio que ocupa, el lugar del que es rechazado, del considerado de alguna manera abyecto, criminalizado. Se había instalado en una de las paredes de la oficina que ocupaba en La Morada una obra de Eugenio Dittborn, quien trabajó en muchas de sus obras sobre imágenes de la marginalidad. Acá se trataba de una obra con fotos de mujeres fichadas por robo, por prostitución. Mirandoesecuadroquepresentabavariasfotosdemujeres, me quedé detenida en una de ellas, la del ángulo inferior derecho, una mujer joven fichada como ladrona. Fui sintiendo poco a poco que ella podría haber estado en el escritorio donde yo estaba y que yo podría haber sido fichada como ladrona. Todo dependía de las oportunidades económicas, sociales, culturales, educativas que habíamos tenido. Podríamos preguntarnos respecto de lo que está a la base de las desigualdades, y encontraremos siempre formas de violencia materiales y simbólicas que que se dan en los cuerpos, en las prácticas cotidianas, en los modos de nombrar y en las maneras de representarse la realidad. Conforman modalidades propias de exclusión, de invisibilización, de dejar fuera del reparto de la distribución social de los bienes sociales, económicos, culturales y educativos a una multitud de personas. Las violencias simbólicas y materiales organizan un entramado propio de la cultura de carácter excluyente, que fija una alteridad respecto de la cual se constituye a sí misma. También nos encontramos con graves discriminaciones hacia quienes no cumplen los mandatos de género, de ser niñas porque tienen vagina o niños porque tienen pene (como lo hacía circular el llamado “bus de la libertad”), u hombres y

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