Cabildos filosóficos

Cabildos Filosóficos -158- Exclusiones, violencias materiales y simbólicas Olga Grau La igualdad hay que entenderla como una propuesta política siempre en rémora en nuestra sociedad que ha sido estructurada de un modo tal que las desigualdades son funcionales y parte constitutiva de ésta. En ese sentido, tienen que ser las estructuras mismas las que tienen que transformarse radicalmente para hacer la igualdad posible, lo que será siempre resistido. La igualdad es un reclamo político pendiente, y de larga data en nuestra sociedad: la igualdad social (que implicaría una transformación radical de la estructura económica); la igualdad de género (pensemos en lo que implicaría una transformación en la práctica de los cuidados, del trabajo doméstico ejercido equitativamente y valorizado social y económicamente); la igualdad que considera la condición racial, étnica, de la edad, de las capacidades diferentes; la igualdad de oportunidades; la igualdad en el trato justo... y podríamos abundar en la lista, que apunta a múltiples dimensiones y que trata de englobarse en el concepto de la igualdad de derechos. Las sociedades que se han definido democráticas han producido un conjunto de dispositivos jurídicos como horizonte y como marcos para enfrentar las desigualdades y promover el trato digno, formulaciones hechas desde lugares privilegiados y desde formas específicas de ejercicio del poder. Apuntan esas formulaciones a un deber ser en una condición de abstracción de la realidad social y, por tanto, quedan suspendidas en el aire respecto de las condiciones enque se da lavida en las sociedades. Quienes están incluidos lo están de algún modo porque otros sobran o han sido considerados como lo Otro, como otros no legítimos otros (parafraseando a Maturana). Dentro de aquellos otros están los que se encuentran en situación de pobreza, los pobres, de quienes Adela Cortina dirá que le asiste

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