Cabildos filosóficos

-108- Cabildos Filosóficos Tres preguntas sobre historia, modernidad y posthumanismo Pablo Solari El documental La Cueva de los Sueños Perdidos (2010) del cineasta alemán Werner Herzog concluye con un inesperado epílogo: tras deleitarnos con los asombrosos mamíferos pintados en las cuevas de Chauvet (Francia), el interés se desplaza hacia unos inexpresivos cocodrilos albinos que habitan el microclima artificial, creado gracias al agua usada para enfriar un reactor nuclear ubicada a pocos kilómetros de la cueva. En ese lugar ocupado hace dos milenios por glaciares, la técnica permite una forma de vida totalmente ajena a sus condiciones naturales. Sorprende el encadenamiento de saberes y discursos que origina un invernadero a partir de una planta nuclear. Sorprende que los cocodrilos albinos dependan íntegramente de las condiciones técnicas del invernadero que habitan. No tienen el aspecto familiar que asignamos a seres naturales: son un ejemplo de esos híbridos de que habla Bruno Latour, entidades que rompen con las distinciones modernas entre naturaleza y cultura. Entre la naturaleza otra que debe ser representada y explicada objetivamente y la inmanencia de la vida histórica de las acciones humanas que puede ser comprendida en la mayor o menor proximidad con su sentido. Que no podamos distinguir nítidamente entre naturaleza e historia, entre necesidady libertad, entre lo subjetivoy lo objetivo, tensiona lo que queda de nuestras intuiciones modernas. Son las formas de vida que consideramos “premodernas”, las que inscriben a la naturaleza y a la sociedad en la continuidad de la Gran Cadena del Ser, respondiendo ambas a los mismos princi- pios según rigurosas analogías: toda posición y acontecimiento en la sociedad debía tener correspondencia en la naturaleza, y viceversa. Se pregunta Herzog si acaso, al contemplar esas pinturas rupestres, no seremos acaso, nosotros los modernos,

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