Policy brief - Establecimientos de educación superior saludables: Propuestas para mejorar el ambiente alimentario y de movilidad
4 Imagen 1. Sala de clases universitarias. Se observan estudiantes sentados mirando hacia el frente de la sala. ta, la actividad física y otros comportamientos relacionados con la salud (Bailey et al., 2020). Sin embargo, es incorrecto asumir que las recomendaciones de “coma más saludable” y “haga más actividad física” sean suficientes, por lo que se debe considerar la modificación y mejora del ambiente (ali - mentario y de movilidad) donde se mueven las personas de este grupo etario para aprovechar mejor esta oportunidad de cambio (Story et al., 2008; Walker et al., 2010; Wildig et al., 2020). El problema actualmente es que, en general, los entornos en los cuales se movilizan las y los estudiantes de educación superior en su día a día, tanto el barrio donde se localizan sus instituciones de estudio como el interior de las mismas, son descritos como obesogénicos. Este tipo de entornos se describen como aquellos con una alta disponibi- lidad y acceso a alimentos menos saludable, baja disponibili- dad y acceso a aquellos considerados saludables, además de falta de oportunidades para tener mayor movilidad o realizar actividad física, promoviendo decisiones de vida que contri- buirían a desarrollar sobrepeso u obesidad (Hobbs & Radley, 2020; Swinburn et al., 1999). Para las y los estudiantes de educación superior, sus casas de estudio representan uno de los ambientes más relevantes en su vida diaria, donde pasan cerca de 8 ó más horas al día. El tipo de alimentos que ofertan casinos, cafeterías y food trucks, la presencia de máquinas expendedoras de snacks y bebidas, la existencia o no de ciclovías de acceso a los dife- rentes campus, así como de gimnasios al interior de éstos, han sido variables estudiadas asociadas a la salud nutricional de los y las estudiantes de educación (Kapinos et al., 2014; Li et al., 2022; Martinez et al., 2016; Skelton & Evans, 2020). Las y los estudiantes también perciben dificultades y barreras en los entornos de educación superior para llevar un estilo de vida más saludable, incluyendo la falta de tiempo debido a las demandas de la institución, la falta de acceso a gim- nasios y espacios de alimentación saludable, y la falta de conocimientos y habilidades para llevar hábitos saludables (Martinez et al., 2016). En el contexto descrito, y basado en el modelo de ambientes alimentarios para Chile (Gálvez Espinoza et al., 2017), las in- tervenciones a nivel estructural que mejoren el ambiente ali- mentario y de movilidad en los establecimientos de educa- ción superior podrían tener el potencial de impactar la salud nutricional de un gran número de la población que circula en este ambiente, ya sea por su trabajo como por la etapa de estudios (Bailey et al., 2020).
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