Mujeres públicas: exposición de la Universidad de Chile 2019-2023

Sor Tadea de San Joaquín fue el nombre que escogió Tadea García de la Huerta, hija de una adinerada familia, al profesar como religiosa a la Orden de las Carmelitas, en la segunda mitad del siglo XVIII en la Capitanía General de Chile. Los conventos coloniales fueron espacios que, si bien transmitían un deber ser para las mujeres desde los votos de castidad, clausura, pobreza y obediencia, requería de mujeres letradas, pues la administración del espacio y la formación religiosa pasaba por saber leer y escribir. Por esta razón, también tuvieron la tutela de la instrucción de las niñas que se les encomendaba en tanto modelos de virtud para las mujeres. El ejercicio de la escritura, fomentado por sus directores espirituales y confesores, así como los modelos de mujeres sabias, como Santa Teresa de Ávila y Santa Catalina de Siena, motivaron a las mujeres monjas coloniales a producir abundantes escritos recuperados y publicados por las investigadoras feministas de la década de 1980 como parte de una genealogía necesaria de la literatura de mujeres. El relato de Sor Tadea es autobiográfico en tanto ella estuvo en los acontecimientos que narra: una crecida del Mapocho y los estragos que causó en algunos barrios de la ciudad. El texto fue impreso y publicado en Lima entre 1783 y 1784, sin su nombre. Permaneció anónimo hasta 1850, cuando se estableció la identidad de su autora, por lo cual la crítica ha situado a Sor Tadea como la primera escritora nacida en Chile. A 240 años de la primera escritora publicada )l QanYscrito de Sor Tadea +arc°a de la ,Yerta, 1onYQento ,istórico Nacional, en el Archivo Central Andrés Bello de la Universidad de Chile 69

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