Mujeres públicas: exposición de la Universidad de Chile 2019-2023

f ui* sacada de mis sentidos, de modo que no sé si dormía, ello* no sabía, si estaba en mí o qué me susedía; estando así vi, no con los ojos del cuerpo, sino es con otra vista más clara, que estaba en una piesa esparsida y dilatada y que había* en ella indesible claridad y lus sobrenatural, y que sobre el has de la tierra habían infinitas letras, de modo que todo aquel campo estaba escrito hasta* más allá, aonde no persebía a ver, de modo que no quedaba palmo vasío de aquel lugar que no estuviese todo escrito de letra muy menuda, que, sólo allegándose a ella, se podían distinguir las letras. Reparé que todo lo que allí estaba escrito era un remedo de mi letra, y, fijando la vista a ver su contenido, no pude comprender nada, porque estaba todo de prinsipio* a fin en latín; dióseme a entender a este tiempo que no me convenía entender lo que allí estaba apuntado, y que por esto no se me ponía en castellano, y que el ver escrito de mi letra t[o]da aquella redondés, que no tenía prinsipio ni fin, era darme a entender que era voluntad de el A[l]tísimo que escribiese lo que se me mandaba, porque se me esperaba que escribir todo aquello que veía* grabado en aquel lugar aonde estaba; yo me quedé absorta sin saber lo que por mí pasaba, y así perseveré algún tiempo, hasta después de mucho tiempo volví en mí, pero muy diverso mi ánimo de lo que antes estaba; porque, si antes dudaba y estaba temerosa, ahora sentía pas, serenidad, goso, consuelo y conformidad en mi alma. 2 de junio de 1765 Carta de Sor Josefa de los Dolores Peña y Lillo (Santiago de Chile, 1739- 1822) a su confesor. El original es un manuscrito en tinta ferrogálica. Fue custodiado por las monjas del Convento de Dominicas de Santa Rosa de Lima en Santiago hasta el año 2015 en que cerró. Es el segundo escrito de mujer-monja de Chile en ser publicado en el siglo XX, luego del de Sor Úrsula Suárez. … “ ” 183

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