Huella y presencia [tomo I]

CRÓNICA MEDICINA DE AYER Y DE HOY CRÓNICA Y TESTIMONIO Dr.Jaime Pérez Olea E L CONQUISTADORDECHILE don Pedro de Valdivia, fundador del Hos- pital del Socorro, no traía en su bien guarnecido séquito un solo médico, ni siquiera un sangrador. Se preocupó, en cambio, de enrolar a un verdugo y a un grupo de clérigos, frailes y capellanes. En la España de aquel tiempo el alma estaba antes que el cuerpo y el confesor antes que el médico. La previsión se justificaba, empero, porque "los conquistadores sabían más matar que vivir" (Vicuña Mackenna) y salvo alguno que murió de enfer- medad, el resto lo hizo por el mazo, la lanza, la espada o la soga vil. Doña Inés de Suárez mostróse particularmente diestra en el vendaje de heridas, aplicación de emplastos, preparación de dietas y uso de la farmacopea mapuche, por lo que debe ser considerada en justicia, si no en derecho, el primer médico del país. Se ha dicho con razón que la mujer es toda medicina, porque consuela el alma y alivia la materia del dolor. La medicina aborigen estaba en condiciones de reconocer la demencia y los achaques del cuerpo. Su empirismo secular se canalizaba mediante el empleo de plantas curativas (palqui, natri, culén, pichoa, cachan-lahuén) y de su medicina-símbolo, la piedra bezoar, concreción calculosa del in- testino o de las vías urinarias del guanaco u otros mamíferos que era depositada en el fondo de las tinajas o alambiques. El machi o brujo de la tribu se daba maña para expulsar del cuerpo del enfermo los espíritus malignos por medio de aparatosos ritos y bizarras contorsiones. Este sen- tido místico impregnado de superstición, tan propio de las culturas pri- mitivas, encuentra su símil moderno en la presencia del médico o del curandero capaz de transmitir esperanzas al afligido paciente. En ambos casos se observan sorprendentes mejorías en las que no cabe otra explica- ción que el efecto de una nueva medicina producida en el interior del cuerpo por la fuerza de la fe. Hoy se sabe que la confianza, la fe y el placer actúan como estímulos en ciertas regiones del cerebro, las que generan opioides endógenos que calman el dolor y producen bienestar. Los médicos avecindados en Chile durante los siglos xv1, xv11 y gran parte del xv111 tenían un bajo nivel profesional, reflejo del retraso cultural del medio en que se formaron. Probablemente influyó en ello la rigidez de las autoridades religiosas de la época, tercamente opuestas al contagio 89

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