Huella y presencia [tomo I]
CRISTINA PALMA P. y EMMA SALAS N. sino también en otras regiones del globo, que suponemos de mayor desa- rrollo social. Efectivamente, en 1888, Ernestina Pérez Barahona ganó una beca para realizar estudios de perfeccionamiento en el extranjero y se dirigió a Alemania. En ese país, la Universidad de Medicina "Federico Guillermo", debió adecuar su reglamentación para admitir a esta joven llegada de un alejado país sudamericano, ya que entonces, allá no se les permitía a las mujeres seguir estudios científicos y, en particular, Medicina. Es más, de acuerdo a lo que ella misma relató más tarde, aun cuando fue admitida, generalmente, debía escuchar las clases separada de sus compa- ñeros por un biombo. · Posteriormente, alrededor de 1895, de acuerdo a lo que afirma Luisa Zanelli en su obra "Mujeres Chilenas de Letras" , un abogado belga se dirigió por carta al presidente de la Corte Suprema chilena para inquirir detalles acerca de los estudios, ejercicio de la profesión y dificultades con que podía haber tropezado Matilde Troup para obtener su título de abo- gado. Solicitaba, asimismo, un documento que sirviera para acreditar ante las autoridades jurídicas de su país, el hecho de que en Chile existía una mujer que había obtenido el título de abogado y ejercía la profesión. Este abogado belga requería estos antecedentes para defender ante la Corte Suprema de su país el caso de dos señoritas que habían terminado sus estudios de derecho y a quienes ese Tribunal les negaba el título. De más está decir que el Dr. Fort, que así se llamaba dicho abogado, logró con los antecedentes presentados, que les fuera otorgado el título deseado a sus defendidas. De acuerdo a la misma autora, años más tarde, en 1910, la argentina María Evangelina Barrera, primera mujer que completaba sus estudios de derecho en su país, al negarle el título la Corte Suprema argentina, solicitó a Chile que se les enviaran a ese Tribunal los antecedentes que compro- baban que en Chile había mujeres abogadas desde 1892, los cuales le permitieron obtener el título deseado. LA FAMILIA DíAZ-INSUNZA Pero.. . ¿quién era Eloísa Díaz? La familia Díaz-lnsunza estaba formada por don Eulogio Díaz Baros y doña Carmen lnsunza Bulboa y sus cinco hijos sobrevivientes, tres niñas, Eloísa, Rosa y Carmen y dos varones, Carlos y Roberto. Residían en una casona de la Av. Alameda de las Delicias, en donde las tradicionales tertulias familiares eran alegres y todos los niños, por influencia de un tío, maestro de música, se aficionaron a ella desplegando cada uno sus habilidades naturales para el canto y los instrumentos mu- sicales. La hija mayor, sin embargo, tomó más en serio sus intereses mu- sicales y estudió sistemáticamente, convirtiéndose en una eximia pianista. 75
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