Huella y presencia [tomo I]
CRISTINA PALMA P. y EMMA SALAS N. de Chile, en 1881, la primera que concretó el ingreso de una mujer a sus aulas y al año siguiente ya contaba con dos. A pesar de haber titulado a seis mujeres médicos en once años, al entrar el nuevo siglo el ritmo de aumento del alumnado femenino y las que se titulan es lento. Esas seis médicos recibidas en los once años del siglo pasado repre- sentaban, aproximadamente, el 31 % de las tituladas en las distintas carre- ras, quienes, a su vez, representaban un poco más del 1 % de todos los titulados en la Universidad en el mismo período. En el primer decenio del siglo se reciben sólo cuatro alumnas, que corresponden, aproximadamente, al 6% de todas las tituladas universita- rias, cifra que alcanza a poco más del 5% del total de varones y damas. En el segundo decenio se titulan diecisiete alumnas, lo que representa casi el mismo 6% del decenio anterior de todas las tituladas en ese período. En esos diez años las mujeres que obtuvieron título universitario en todas las carreras alcanzan casi el 14% del total de los titulados en ese lapso. Por último, en el tercer decenio de este siglo, las treinta y tres alumnas tituladas de médico representan casi el 4% de todas las mujeres tituladas en el período, las que corresponden al 18% del total. En 1977 se cumplieron cien años desde la dictación del Decreto Amu- nátegui, que permitió el ingreso de la mujer a los estudios universitarios. Esa fecha se conmemoró casi silenciosamente. En 1987, recordamos menos silenciosamente, el centenario de la obtención del título de médico cirujano de Eloísa Díaz Insuma y Ernestina Pérez Barahona. Y... UNA MUJER VA A LA UNIVERSIDAD Corría el año I88 J. En la ciudad de Santiago, entonces con sus casas de adobe, casi siempre de una sola planta, angostos callejones aledaños y estrechas calles adoquinadas, por donde se deslizaban los coches de caballo transportando a sus habitantes de un punto a otro del limitado perímetro de la ciudad; la Universidad de Chile, se aprestaba a organizar las activi- dades de conmemoración del nacimiento de su primer Rector, Andrés Bello. La publicación de sus obras completas, concursos literarios y una serie de actividades que tendrían lugar los días 27 y 28 de noviembre, eran testimonios de admiración yafecto, a sólo dieciséis años de su fallecimiento, al Rector fundador de la Universidad más importante del país. La inau- guración de .su estatua, acompañada de una masiva demostración ciuda- dana; una romería a su tumba en el Cementerio General; funciones es- peciales de ópera en el Teatro Municipal ; actos culturales al aire libre y una Velada Literario organizada por los alumnos de la Universidad de Chile, constituyeron sólo algunos de los homenajes. Entre los estudiantes, de levita y sombrero hongo, que se reunieron 73
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