Huella y presencia [tomo I]
Dr. CAMILO LARRAÍN AGUIRRE tica destinada a los estudiantes que iniciaban su curso de Medicina Interna ese año. En él se explicaban los conceptos necesarios para emprender el estudio de ésta (analiza los 12 puntos que a su juicio son básicos para comprender la enfermedad), describe luego la técnica que se debe seguir en la confección de la historia clínica, a la que denomina "la página de un libro escrito por uno mismo" y a continuación los caracteres de los distintos conjuntos sindromáticos y los hechos más importantes que hay que buscar en la anamnesis, en el examen físico y en el estudio diagnóstico de éstos, anota después recomendaciones acerca de lo que es la Medicina Interna y sus especialidades, enumera una bibliografía que el alumno debe con- sultar, y describe con bastante detalle los diversos exámenes de laboratorio y pruebas funcionales que entonces estaban en boga. No sé de ningún profesor de la Facultad de Medicina que haya entregado a sus alumnos, con el objeto de orientar su aprendizaje, una guía de estudios tan completa y tan llena de útiles sugerencias. Veinte años después recogió toda la experiencia obtenida en tantos años dedicados a la enseñanza en otro libro, dedicado esta vez tanto a los alumnos como a los médicos, principalmente a estos últimos "La formación de la personalidad del médico" (Ediciones de la Universidad de Chile, 175 páginas, Santiago, 1967), un libro notable por la riqueza de sus observaciones y la calidad de la información que entrega, que todos los médicos que se inician en el ejercicio profesional debieran leer. Se traslucen en este libro los ideales que animaban al Dr. Carretón como puede deducirse de las líneas que siguen: "Pensamos que la personalidad del médico la integran íntimamente unidos como una configuración única, dos elementos básicos. El primero es su competencia científica y técnica , la cual debe llegar al más alto grado posible. El segundo está representado por un conjunto de cualidades de diverso orden, entre los cuales destacamos su conducta moral, su sentido humano, la compren- sión en un nivel justo de los problemas del paciente, el trato, la tolerancia, la bondad, y además de todo esto, el grado de su cultura, es decir, un refinamiento individual de las ideas generales acerca de la filosofía, la literatura, la historia y el arte. Así, sobre la estructura de una base estric- tamente médica se hace necesario agregar algo como una superestructura de carácter espiritual. Es como un conjunto de momentos de la esfera intelectual y afectiva sometidos al control de las emociones. De esta manera se configura la personalidad del médico". Anota más adelante que compete al médico "llevar al medio ambiente en que va a actuar el llamado espíritu universitario", explica a continuación en qué consiste éste y concluye que "se trata de una misión moral , por siguiente no escrita que su 'alma mater' le encomienda para todas las horas de su vida". Este libro muestra una característica de la personalidad del Dr. Ca- rretón que es muy excepcional. La mayor parte de los médicos ejercemos nuestra profesión con habilidad mayor o menor, pocos son los que con sus observaciones originales hacen avanzar el conocimiento científico, muy 69
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