Huella y presencia [tomo I]
HUELLA Y PRESENCIA parece más justo que los grados académicos reúnan antecedentes seme james, sin que influyan en los nombramientos factores de amistad o de política. Se creó también una Comisión Superior de la Universidad encar gada de aprobar las resoluciones de la Comisión de la Facultad o de atende1 los reclamos de los Académicos insatisfechos. Junto con la nueva carrera, el Estatuto del año 1972 dispuso otra: medidas estructurales en la Universidad. Desde esa fecha es el Departa mento que reúne varios ramos y cátedras afines, lo que constituye la es tructura fundamental de la Universidad. Los Jefes de estos Departamentoi son elegidos por votación de sus Académicos, entre los profesores Titularei o Asociados que tienen entre su personal. El nuevo Estatuto estableció que habría cuatro Vicerrectorías en San- tiago, cada una con su respectiva Facultad de Medicina. La del Área Nortt tuvo la estructura departamental más completa, como heredera de lm locales y de los Académicos de la antigua Facultad en el Área Norte. La Facultad de Medicina-Sur era tal vez la menos organizada, a pesar de estar constituida por la reunión de las cátedras que funcionaban en las Áreas Central y Sur del Servicio de Salud, bastante separadas físicamente la una de la otra. Cuando el personal docente de cada Facultad debió elegir su Decano, fui el designado en la Facultad-Sur. Me parece que sería demasiado extenso prolongar estos recuerdos personales, señalando las numerosas actividades e impresiones obtenidas durante este Decanato, que fue muy movido por las dificultades que fue preciso vencer para llegar a tener locales administrativos definitivos y pro- gramas docentes favorables. Los cambios políticos de esos años no facili- taban la obtención de los recursos que faltaban, y que no eran pocos. La buena voluntad de los jefes superiores, universitarios y asistenciales, no lograba satisfacer lo necesario. En 1976, se me solicitó la renuncia al Deca- nato, como a varios otros, lo cual aproveché para obtener mi jubilación y quedar reducido a actividades docentes mínimas para satisfacer mi volun- tad de trabajo en el Departamento de Medicina del Área Sur. El nuevo decano de la Facultad Sur, Prof. Eduardo Cassorla, me hizo recompensar con el título de profesor Emérito. Me sugirió también dedicarme a orga- nizar en nuestra Área la enseñanza de la Ética Médica que aún no estaba definida. Terminada la división de las Facultades de Medicina, y vuelta a ser única en 1981, fui llamado por el Prof. Armando Roa a formar parte de la Comisión de Ética, Cultura e Historia de la Facultad Única, de la cual era y sigue siendo Presidente. Tengo la honra de seguir formando parte de esa Comisión, y he tenido la oportunidad de efectuar algunas clases en los cursos que proyecta. Al cumplir el año pasado 60 años de labor docente, me pareció justo y adecuado por mi edad renunciar a la enseñanza de la Clínica Médica, actividad Académica que tal vez los jóvenes alumnos ya no aprecian, so- 58
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=