Huella y presencia [tomo I]
HUELLA Y PRESENCIA cardiovascular. Su permanencia de algunos días o semanas contribuyeror a difundir su necesidad en otros servicios, y algunos consiguieron su ins talación. Habb nacido entre nosotros la formación de cardiólogos, espe cialidad del porvenir. La labor universitaria ha tenido siempre varias maneras de darse , conocer para cumplir su labor docente. El trabajo científico estaba impul sado en parte por la necesidad que algunos Internos tenían de hacer um tesis de prueba para obtener el título profesional. Durante los 20 años qui permanecí en el hospital San Borja, dirigí alrededor de 50 tesis de internos Todo este trabajo sirvió para hacer presentaciones a las reuniones clínica! del Servicio y a la Sociedad Médica de Santiago, que en esa época erar semanales, los días viernes en la noche. Algunas fueron importantes l merecieron el honor de ser publicadas en revistas nacionales y a veces er las extranjeras. Esto sucedió por primera vez con el trabajo sobre "E electrocardiograma en el tifus exantemático", hecho en los años 1932 l 1933, aprovechando la gran epidemia de esos años, por el interno Antonic del Solar, después eminente médico. Los trazados tuvieron correlaciór clínica y anatomopatológica y el estudio constituyó una presentación a la! Primeras Jornadas de Medicina efectuadas en 1933, para conmemorar e primer centenario de la creación de la Escuela de Medicina en Santiago la que en 1842 ingresaba con sus cinco profesores y diez alumnos, a I;; Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. Con el patrocinio de profesor Carretón Silva logró ser publicada en marzo de 1935 en la Revist2 francesa "Archives des Maladies du Coeur", una de las más famosas de 1 mundo. Por este hecho, el trabajo chileno figuró en algunas bibliografía! sobre corazón en infecciones. No fue la única vez que sucedería. El profesor Carretón me dio la tarea de efectuar algunas clases sobre arritmias en el curso de Patología Médica del año 1936. Después me fueron asignados otros temas de Cardiología. En 1942 me indujo a solicitar en la Facultad la categoría de Profesor Extraordinario de Patología Médica. Presenté como tesis mi monografía "Electrocardiografía Práctica", recién publicada. Su aprobación me permitió rendir el examen correspondiente el 2 de diciembre de ese año, ante una comisión de profesores presidida por el Decano profesor Armando Larraguibel, en un auditorio de Clínica Médica del hospital Universitario, vale decir hace 50 años... Con esta nueva jerarquía, se me encargó dictar la mayoría de las clases del curso de Pa- tología durante tres períodos de dos años cada uno, con excepción de algunas que le correspondieron a algunos especialistas del Servicio. Lo mismo sucedía en otras cátedras médicas de la Universidad. Cuando se da una mirada al trabajo realizado durante una vida pro· fesional ligada a la Universidad, lo que más llama la atención es el cambio que se produce poco a poco entre el período en que se estudió la carrera y la realidad actual. Se estudian las mismas cosas, perode manera diferente. Son las mismas enfermedades, pero su conocimiento es mayor. El examen 52
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