Huella y presencia [tomo I]

Dr. LUIS HERVÉ LELIEVRE aprobada por la Comisión que nombrara la Facultad de Medicina. Pude rendir el examen final de grado, junto a 4 compañeros, el día 18 de diciembre de 1931, a las IO de la noche, ante la Comisión de cuatro miembros nombrada y presidida por el señor Decano, reunida en una de las salas del segundo piso del decanato de Medicina, situado entonces en el edificiode la Universidad de Chile. Después de responder nerviosamente a las preguntas, no siempre fáciles de cada uno de los miembros, fui aprobado con un voto de distinción, como figura en el título oficial de Médico Cirujano, que permite el ejercicio profesional de la Medicina. La Tesis de Grado está suprimida desde 1951, y el examen de Grado también desde 1972. El sistema para titularse de MédicoCirujano se ha simplificado. Desde esa fecha se recibe el diploma administrativamente por haber ren- dido y aprobado los exámenes teóricos y prácticos de todos los ramos del programa de pregrado, incluso los de Internados. Se dice que es así más democrático. La Universidad aún no reconoce la calidad de Médico-Espe- cialista. Se estudia la manera de obtenerla. En posesión de mi título profesional, tuve la suerte que el Prof. Ca- rretón Silva, de quien había sido alumno de su primer curso de Patología Médica en los años 1927 y 1928, y en cuyo Servicio me había desempeñado como Interno, me encontró suficientes condiciones para nombrarme Ayu- dante segundo de Planta en su Cátedra de Patología Médica, con 22 horas semanales, a contar del I de marzo de 1932. Constituiría mi primer sueldo como médico. Desde entonces hasta ahora, en que luzco desde diciembre de 1977 el rango de profesor Emérito - no he dejado de ser Académico de la Universidad de Chile hasta hoy.Junto con la Ayudantía, tuve también mi nombramiento como Médico Hospitalario ad honórem del Servicio de Medicina del hospital San Francisco de Borja. Desde mi entrada al Servicio de Medicina tuve a mi cargo alrededor de 10 camas en la Sala San Borja, destinada a mujeres. Tenía que dirigir además el trabajo clínico del Interno de Medicina allegado a esas enfermas. Tuve también que atender el funcionamiento del electrocardiógrafo por- tátil recién llegado al Servicio, el primero en su género introducido en el país. Había que mostrar su utilidad clínica, estudiando los trazados que producían los enfermos, y cuyo significado no era todavía bien conocido en Santiago. Sin embargo, ya había uno o dos antiguos aparatos fijos en las Cátedras del hospital Universitario, cuyo empleo era excepcional. Tra- bajamos en efectuar la aplicación sistemática del método en todos los en- fermos cardíacos hospitalizados y aprendimos el significado de los trazados por lectura de libros y revistas extranjeras. Me fui transformando en un experto en una especialidad cardiológica, sin olvidar la Medicina Interna, cuyos enfermos veía en la sala y en la consulta privada. Fueron numerosos los médicos jóvenes de otros centros Universitarios o Asistenciales que acudieron al Departamentode Electrocardiografía para informarse sobre la utilidad del método en el conocimiento del estudio 51

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=