Huella y presencia [tomo I]

HUELLA Y PRESENCIA nacional. Comunicación que va desde leer las revistas internacionales en las que se publican los más recientes ha llazgos científicos hasta las conver- saciones personales con los colegas en las horas del café de los congresos y simposios pasando por acceso de nuestros computadores a los bancos de datos y el correo electrónico para vincularnos a los grandes centros internacionales. Esa necesidad de contacto internaciona l significa que los científicos viajamos mucho. A mí, la alfombra mágica de la ciencia me ha llevado a 50 países en 6 continentes. Para pode r viajar y conoce r tanto del mundo hubiera nece- sitado ser un multimillonario y aun así no hubiera tenido acceso a algunas de las partes que he visitado en esos países. Ésta, para mí, es una de las g randes compensaciones de la ciencia. Pasaré a detallar brevemente algo de lo que he visto y experimentado gracias a la ciencia. Mi madre, que tenía una licenciatura en a rte, me inculcó desde niño el interés por el arte y cultura de las primeras civilizaciones. Ese interés fue acrecentado po r el estudio de 4 años de Latín y 2 años de griego homérico que hice en elJ esuit High School de New Orleans. Por esa razón fue para mí un real deleite participar en una reunión del Consejo Ejecutivo de la Organización para la Investigación de la Célula realizada e n Grecia. El Consejo de 12 miembros se reunió en Delfos y pudimos visita r los muy bien preservados templos a los dioses que se construyeron en el luga r donde acudían los grandes líderes a consultar las profecías del oráculo. En las noches aterciopeladas de Grecia sentimos la magia de los siglos y de aquella cultura de la que surgió tanto de nuestro pensamiento y de nuestras trad ic iones. Mirar desde los acantilados de Platea el istmo de Corinto y las llanuras del Peloponeso hacia el sur fue a lgo sobrecogedor, pues se nos vin ieron a la mente todos los personajes históricos que tran- sitaron por ese istmo, las batallas que se dieron por su control y las ideas que se gene raron a ambos costados de esa angosta y montañosa conexión en tre dos ideales del mundo, los de Esparta y Atenas. Después de De lfos, nos trasladamos a Atenas donde la Universidad de Atenas organizó un Simposio en el que me tocó dar una conferencia. Cómo no recordar que el primer simposio fue descrito por Platón y se desa rrolló también en Atenas. En este simposio Sócrates disertó sobre el amor en la casa de Agatón. Muy pocos científicos saben la etimología de la palabra simposio que en griego significa beber juntos. A pesar de esa ignorancia, los científicos definiti vamente cumplen con la definición y los simposios son bien regados, aunque obviamente, en general, no alcanzan los niveles intelectua les que les confirió Platón. En Atenas, e l director del Depa rtamento de Arqueología de la Uni- versidad abrió el Acrópolis para nosotros después de las 5 de la tarde, cuando se cierra al publico, y nos dio una dise rtación de dos horas sobre el Pa rtenón , mientras camininábamos con un recogimiento casi re ligioso entre esas ma ravillosas ruinas y pisábamos trocitos de mármol blanco que 24

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