Huella y presencia [tomo I]

BERNARDO REY BANDA. AYUDANTE DE SALA Bernardo R ey Banda. Ingresó en el año 1949 al anexo Escuela de Medicina de Borgoño 1470. Nos entrega sus recuerdos con sencillez y emoción: "Mi trabajo consistía principalmente en atender la Sal~ de Clases con sus respectivos elementos didácticos. Trabajé con profesores muy distin- guidos entre los que recuerdo con especial emoción al Dr. Walter Fernán- dez, Hernán Niemeyer, Julio Cabello y Eduardo Cruz-Coke. "Posteriormente conocí a los integrantes de la Cátedra de Parasitología, profesores Amador Neghme, Jacobo Faiguenbaum y Tulio Pizzi. Creo que con el Prof. Pizzi tuve la oportunidad de sentirme acogido con un mayor respaldo humano, de gran apoyo y comprensión. A este equipo se integró más tarde la Dra. María Díaz Alcayaga, de quien guardo también he rmosos recuerdos. 'Aunque mis recuerdos no son muy ordenados, salta a mi memoria la Cátedra de Física Médica que estaba a cargo del Dr. Gustavo Méndez Ochoa, en colaboración con el Dr. Livio Paolinelli. Allí surgió el primer alumno de Medicina que se desempeñó como Ayudante Alumno. Su nombre, Dr. Renato Navarro. Esto ocurrió en el año 1953'. "Otra jornada de gran revuelo y mucho aprendizaje la constituyó la epidemia de viruela. Allí, el local de Borgoño 1470 se transformó en una especie de 'cuartel general' desde donde salían todos los médicos autori- zados con su respectivo personal a realizar campañas de vacunación masiva. Todos ellos recibieron la acogida del Casino de la Laurita para almorzar a precios módicos y reponerse de las prolongadas jornadas de trabajo: alumnos, funcionarios, militares, hicieron 'crecer la olla' rápidamente. "Para mí la época más emocionante, sin embargo, fue la de la Reforma, pues constituía toda una novedad. Palabras nuevas en el lenguaje tradi- cional, luchas , discusiones y, como consecuencia, la transformación de las Cátedras en Departamentos. "Creo ser un hombre agradecido de todos quienes me brindaron su amistad y me enseñaron a hacer mejor mi trabajo. En esto quiero destacar a Dn. René Roi, quien me adiestró en las 'máquinas pasapelículas' de enwnces, aparte de toda esa experiencia fantástica que él tenía de marino y luego en el arte de la fotografía, para lo cual era excepcional y aún se conservan en algunos departamentos hermosas fotos captadas por él. "Es cierto que a veces siento que muchos compañeros se olvidan de los años difíciles que nos tocó vivir, desempeñándonos con entusiasmo a pesar de los elementos mucho más escasos y rudimentarios con que con- tábamos. Por otra parte, la satisfacción de haber conocido a tantos alumnos 146

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