Huella y presencia [tomo I]
Dr. ARMANDO ROA y, ciertamente, de los productos de la mente humana, a esto lo designamos 'Mundo 3' " 1 • Hablando del "Mundo 3", dice Popper: "He descrito el Mundo 3 como algo que consta de los productos de la mente humana. Mas la mente humana reacciona, a su vez, frente a estos productos, hay una retroali- mentación. La mente de un pintor, por ejemplo, o la de un ingeniero, está muy influida por los propios objetos sobre los que trabaja, así como por el trabajo de los demás, tanto predecesores como contemporáneos. Esta influencia es tanto consciente como inconsciente. Se ejerce sobre las ex- pectativas, sobre las preferencias y sobre los programas. En la medida que somos el producto de otras mentes y de nuestra propia mente, nosotros podemos considerarnos elementos del Mundo 3 2 ". Y más adelante agrega: "Lo que caracteriza al yo (frente a los procesos electroquímicos del cerebro, de los que depende en gran medida el yo, dependencia que dista de ser unilateral) es que todas nuestras experiencias están íntimamente relacionadas e integradas, no sólo con nuestras expe- riencias pasadas, sino también con nuestros cambiantes programas de acción, nuestras expectativas y nuestras teorías, con nuestros modelos del mundo físico y cultural, pasados, presentes y futuros , incluyendo los problemas que plantean a nuestras evaluaciones y programas de acción. Pero, todos ellos, parcialmente al menos, pertenecen al Mundo 3 3 ". De hecho el investigador médico que explora una determinada parte del cuerpo humano ha sido llevado allí por el interés peculiar que le han despertado sus maestros, por el estado auspicioso de las actuales investi- gaciones, por las posibles de augurar para el porvenir próximo, por su importancia para combatir la enfermedad, por el resultado esperanzador que dan otras investigaciones sobre otros males en otras partes del cuerpo, por esa especie de íntima reverencia que nos suscita la ciencia y la tecno- logía. Pero esto mismo, si el médico quiere ser fiel a su rango de hombre, y no convertirse en autómata al servicio de una tendencia vertiginosa propia de nuestra época, debiera obligarlo a tomar conciencia -tomar conciencia es propio de lo humano-, respecto a qué es la ciencia, cuál es el origen de su poder, en qué consiste la dinámica que la impulsa, cuál es la relación que guarda con otras productividades humanas, por qué ella apareció en determinadas épocas de la historia y por qué florece óptima- mente en pueblos que tienen también una alta productividad en otras áreas de la cultura: filosofía, música, pintura, poesía, novela, sociología, política, etc. Sólo así atisbaría en qué zona de la cultura se encuentra, y qué es lo que en esa zona lo mueve a fascinarse con razón por el trozo 1 Popper, K. y Eccles, J.C.: El Yo y su Cerebro. Trad. C. Solis Santos. la. Ed. Ed. Labor Universitaria. Barcelona, España, I980. Pág. 43. 2 Popper, K. y Eccles, J.C. Obra cit. Pág. 163. 3 Popper, K. y Eccles, J .C. Obra cit. Pág. 165. 127
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