Huella y presencia [tomo I]
HUELLA Y PRESEI\C IA a veces, de que lo artificial es superior a lo natural, en cuanto es fabricado a la medida de nuestras ambiciones y necesidades y se reemplaza a gusto cuantas veces se desee. La modernidad tuvo demasiada fe en hacer un mundo feliz a base de ideologías, cambios radicales en las estructuras sociales, movimientos van- guardistas en el arte, en la poesía, que aspiraban los últimos, a dislocar nuestra sensibilidad al extremo, para iniciarnos en un nuevo modo de percibir los sonidos, los colores, las formas, las perspectivas, los juegos de luces y sombras, las metáforas y símbolos, en suma, una nueva percepción de lo que yace más allá de las apariencias. Se trataba en cierto modo, de poner al revés nuestros órganos de los sentidos, nuestra razón, nuestra voluntad, a fin de llevar a nuestra imaginación a construir universos iné- ditos. En esa línea estaban poetas como Baudelaire, Rimbaud, Mallarmé, Apollinaire, Pound, Eliot, Huidobro, Neruda y pintores como los impre- sionistas, los cubistas , los surrealistas, y las corrientes musicales posteriores a Schonberg y Mahler. Había en la modernidad la creencia ideológica o utópica, de que el hombre, por inventiva suya venida desde lo más profundo, podía superar al hombre llevándolo a un destino infinitamente mejor. Marx habla de dos épocas: la prehistoria, en que el hombre es sojuzgado por los poderes materiales, entre otros, las estructuras económicas, y la historia, que se inicia con él, y en la cual el hombre será amo y no esclavo. Freud cree independizarnos de todas las fuerzas impulsivas ocultas que nos privan de una existencia apacible y gozosa. La modernidad cree en suma acceder a la auténtica verdad de nosotros mismos y las cosas. La postmodernidad, en la cual estamos, ni afirma, ni niega aquello, puede vibrar aun con sus creaciones pero el largo camino de experiencias que llevó a eso ya no la tienta tanto, no es el suyo; y de hecho no cree en él o bien aquellas pretensiones han perdido vigencia; sólo la embeleza la tecnología y la ciencia en cuanto es puerta hacia resultados pragmáticos directos de loscuales se parte al instante hacia nuevos resultados igualmente tangibles, inmediatos, asombrosos. La ideología o la utopía asentaban en la fe o en la fantasía de un mañana divisable a lo lejos, la técnica asienta en cambio, en lo perceptivo directo al alcance de la mano. Así ahorra toda espera, convierte el futuro en presente, y no el presente en futuro, como era lo propio de las ideologías de la modernidad. La tecnología es imperio de un presente continuo, interminable, y no del pasado, ni del porvenir. La biotecnología nos ha puesto ante la posibilidad de modificar a las especies vivas, de crear especies nuevas, de engendrar en laboratorio seres humanos, de equiparlo a gusto y a muy poco andar, de las cualidades físicas y psíquicas deseables de que dispondrán. Se supone, a lo menos implícitamente, que provisto gracias a manipulaciones genéticas de una inteligencia y voluntad poderosa, será apto para crear a mucho mayor velocidad tecnologías cada vez más eficaces para obtener un mundo de 122
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