Para que nadie quede atrás: a la memoria de nuestras(os) compañeras(os) y maestras(os)

Para que nadie quede atrás 277 Se acabó el año académico y no hubo tiempo de extrañar su silla vacía, su sombra en las salas de computación, su chaleco a rayas, su jockey negro, su andar pausado. El 2011 volvimos a clases y fue como si nada hubiera ocurrido. La vida siguió, y quizás de- masiado rápido. Probablemente el Beto nunca quiso desarrollar su existencia bajo el mismo sol que el resto y quizás por lo mismo se terminó apagan- do. Así, decidió acabar con el camino de lo ef ímero por voluntad propia, sufriendo la soledad de no ser digno del resto. Sin darnos cuenta siquiera, se volvió uno con el mundo, allá a lo lejos, abando- nado en un radiante vuelo mientras le sostiene la mano a una muy olvidada deriva. “Si eres capaz de perdonar a la vida, aprender del pasado, reparar tu propio presente y construir el mejor de los futuros, entonces has dado el primer paso para convertirte en un verdadero triunfador”. Roberto Casanova Valdebenito (4 de diciembre de 2010).

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