Para que nadie quede atrás: a la memoria de nuestras(os) compañeras(os) y maestras(os)
Para que nadie quede atrás 255 Su huella “Claudio fue mi hermano por opción, mi compañero de ruta du- rante más de diez años y nada logrará llevarse eso, su cariño. Fue y será inmune al tiempo, que dicen todo lo cura. Yo no dejaré que ese tiempo deslave su recuerdo; por el contrario, lo mantengo vivo contándole a mi hijo sobre él. Claudio fue la primera gran pérdida de mi vida, pero aunque su muerte me mostró cuán duras son esas pérdidas, también me probó que hay sentimientos que pueden ser eternos” , dice Inge Buckhendal. Generación 1985. A parecen Claudio Le Fort, Clau- dia Araya y Rubén Bravo, fallecidos. Y Mireya, agrega: “Lo recuerdo… un día de 1990 en que luego de nuestro trabajo en la radio Chilena fuimos al cine. Estábamos sen- tados en uno de los bancos de la Plaza de Armas comiendo helado tras ir ver “Cinema Paradiso”. La escena se me cruza ahora con lo que vivimos en la micro; siempre lo vi como a un duro, pero esa tar- de me demostró que también podía ser muy sensible porque me dijo: «Mireya, ¿lloraste al final?» y le respondí: «Claro que sí». Entonces, me miró con sus ojos enormes y replicó: «Yo también», y me sonrió…’. Nunca olvidaré esa sonrisa”.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=